Oviedo, M. D. B.

Después de ganarse en el agua el derecho a competir en los Juegos Olímpicos de Pekín, Javier Hernanz estará hoy pendiente de lo que decida en Madrid una comisión de expertos. La reglamentación obliga a la Federación Española de Piragüismo a elegir entre el K-2 500 de Hernanz y el palentino Diego Cosgaya, o el de 1.000 del gallego Carlos Pérez Rial y el catalán Saúl Craviotto.

El castrillonense José Seguín, entrenador del K-2 500, espera que en la decisión sólo se tengan en cuenta criterios deportivos. Porque está al tanto de «una cantidad de movimientos» para que los elegidos sean Rial-Craviotto: «La otra parte ha llegado a contactar con Samaranch y Lissavetzky. No me parece justo que se llegue a esos extremos. Yo no hablé con nadie. En Milán, en el Europeo, vi a media docena de dirigentes del deporte gallego. Por ahí tenemos las de perder».

Seguín reconoce los méritos de sus oponentes, pero da razones para apostar por sus palistas: «Diego y Javier son más jóvenes y con un margen de mejora importante. Hace un año esta K-2 era la decimosegunda del mundo y ahora acaba de ser la segunda del Campeonato de Europa. Además, los 500 metros es una prueba muy rápida, en un segundo pueden entrar siete barcos. En el 1.000 ya hay más diferencias y podemos aspirar al podio en Pekín».

A Seguín no le parece mala solución la que, según ha trascendido, puede plantear algún integrante de la comisión: la realización de unos controles, en los que ambos K-2 hicieran las dos distancias, 500 y 1.000 metros, para otorgar la plaza a la que consiga los mejores tiempos.

«Merecen ir los cuatro porque se han ganado la plaza», concluye Seguín, que hoy estará pendiente del dictamen de Eduardo Herrero (asesor de la presidencia de la Federación Española), Luis Villanueva (técnico del CSD), Fausto Moreno (director técnico del equipo femenino) y José Ramón Díaz Flor (ex piragüista y director de la Residencia Blume).