Madrid, Europa Press

El seleccionador español de baloncesto, José Vicente (Pepu) Hernández, aseguró ayer «no estar en guerra con nadie», pero dijo sentirse «perseguido», en alusión a sus discrepancias con el presidente de la Federación Española de Baloncesto (FEB), José Luis Sáez, después de que la relación entre ambos se haya deteriorado a raíz de que el técnico no se presentara en una reunión prevista el pasado lunes para planificar el calendario previo a los Juegos Olímpicos.

En una multitudinaria rueda de prensa, Pepu Hernández pidió disculpas por su silencio en los últimos días, pero justificó la convocatoria por las recientes manifestaciones de José Luis Sáez, molesto por el acto de indisciplina, según él, del técnico, y aseguró que «en ningún momento» se ha planteado la dimisión porque tiene «un compromiso importante con el equipo, la selección y una ilusión tremenda».

«Me gustaría que se acabara el tema. Tenemos que volver a trabajar y los jugadores tienen derecho a saber el futuro del seleccionador y cómo se van a preparar. No entiendo que se pueda hablar de una forma gratuita de un miembro de la selección nacional de baloncesto», manifestó Hernández, contrariado porque las declaraciones de Sáez están creando inseguridad sobre la continuidad del entrenador.

A su juicio, la acusación de que hubiera podido incurrir en una dejación de sus funciones, falta de profesionalidad y honradez «contamina el buen ambiente que hay en la selección». «Creo que esto sí puede afectar al desarrollo normal de la preparación. Quiero tratar de que esa sensación de inseguridad se detenga. Parece que sólo afecta al entrenador pero, en cascada, puede afectar a los jugadores», advirtió.