Toledo,

Carlos de TORRES

El italiano Paolo Bettini (Quick Step), vestido con el maillot arco iris de campeón del mundo, cantó ayer victoria en la sexta etapa de la Vuelta disputada entre Ciudad Real y Toledo, de 150 kilómetros, en la que el francés Sylvain Chavanel (Cofidis) se convirtió en el quinto líder de la carrera y Alejandro Valverde, tercero, endosó 14 segundos al resto de favoritos, que llegaron cortados a meta.

El Grillo entonó el canto de la victoria, por fin, y por primera vez en la temporada, en una llegada que se ajustaba a su impresionante final y en la que se impuso con clase al belga Philippe Gilbert (Francaise), a Alejandro Valverde y Oscar Freire, que no pudieron evitar la explosión postrera del ciclista transalpino.

En un final alborotado y enloquecido se produjeron cortes en el grupo, y en uno de ellos el estadounidense Levi Leipheimer se dejó el jersey oro. Con él viajaban Alberto Contador y Carlos Sastre. Llegaron a 6 segundos del vencedor, pero perdieron 14 respecto a Valverde, que se embolsó 8 segundos de bonificación. Paolo Bettini levantó los brazos con un tiempo de 3:19.28. en una etapa rápida, nerviosa y con algún susto que otro.

El trabajo del Cofidis para Sylvain Chavanel dio sus frutos. El francés se convirtió en el primer corredor galo en llevar el jersey de líder desde los tiempos de Laurent Jalabert, en 1995, todo «un orgullo». Chavanel ganó el premio a la combatividad en el pasado Tour, así como la etapa de Montluçon. Lo suyo es la contrarreloj: tres veces campeón de Francia y ahora quinto líder de la Vuelta.

La competición entrará mañana en los Pirineos (hoy es jornada de descanso para el pelotón), con Chavanel al frente. Leipheimer retrocedió a la segunda plaza a 10 segundos y Valverde reforzó la tercera a 26. Sus enemigos íntimos le pisan los talones, pero un poquito más lejos. Alberto Contador es cuarto a 57 segundos y Carlos Sastre quinto a 1.37. Otros tres españoles están entre los diez primeros: Juan Antonio Flecha, Dani Moreno e Igor Antón.

La Vuelta dejó La Mancha a lomos de la alta tecnología ferroviaria. La salida de la etapa se adelantó veinte minutos para terminar lo antes posible y trasladar al pelotón al AVE. Desde Toledo a Lérida, del tirón, trayecto sin precedentes. La prisa se reflejó en el asfalto, a pesar del viento, que sopló de todas las posiciones posibles.

El Cerro de los Palos, repecho no puntuable a 6 kilómetros de meta, partió el grupo en mil pedazos, como había advertido el mítico Bahamontes, «El águila de Toledo», el pionero de los campeones españoles en el Tour, que honró a la carrera con su presencia. Ataques en tropel, como el de Roche y Cunego. Un final peligroso que precisaba sentido de la colocación y riesgo, con una ligera subida, una curva y a 100 metros la meta.

Los grandes favoritos no se metieron en la refriega, no así Alejandro Valverde, que metió boletos para su segunda victoria. El murciano, que sufrió una caída y un pinchazo en el trayecto, se lanzó a la meta de Toledo.

Pero apareció el campeón mundial y ex olímpico Paolo Bettini como una exhalación para reencontrarse con el triunfo y demostrar que su preparación para el Mundial va viento en popa. El Grillo, doble campeón universal, volvió a cantar a los 34 años y desenfundó en el podio la espada del triunfo. Su cuarto éxito en España. Otro ilustre de fuste clasicómano que hace gala del arma toledana.