Gijón, Víctor RIVERA

Fue un mes de febrero, como podría ser éste. El Barça de Terry Venables, como hoy el de Guardiola, era el líder sólido de la Liga española y no había perdido ningún partido en su estadio. El Sporting de entonces era «un equipo joven, pero consolidado y que no se encogía ante los grandes». La definición corresponde a José Manuel Novoa, entrenador rojiblanco que aquella tarde se ganó una cátedra vitalicia en el colegio de entrenadores por su excepcional planteamiento. Pocas veces un equipo ha jugado mejor al contragolpe de lo que hizo el Sporting aquel día. El próximo 28 de febrero se cumplirán 22 años, pero aquélla sigue siendo la única victoria del Sporting en el Camp Nou. Y lo hizo con una goleada histórica.

Lucho Flores, Eloy en dos ocasiones y Luismi firmaron los cuatro tantos que el Sporting le encajó al Barcelona. «Recuerdo que al final del partido, Zubizarreta no quería ir a por el balón para que nos les metiésemos más». La voz de Novoa no esconde un requiebro de orgullo al recordar aquella gesta de que la fue artífice.

El Sporting de hoy aspira a recuperar la grandeza que tenía entonces, cuando escribía las páginas más brillantes de su centenaria historia. El Barça vive otra etapa de ensueño con Guardiola en el banquillo, como ya la vivió antes con él sobre el césped. La distancia entre los dos equipos es mucho mayor hoy en día de lo que era entonces, cuando el Sporting acostumbraba a pasearse con cierto garbo por los mejores campos europeos. Con todo, el sportinguismo sueña con vivir otra tarde histórica como la de aquel 28 de febrero de 1987 en la que el público del Nou Camp acabó coreando el juego de los rojiblancos.

Uno de los grandes triunfadores de la noche fue un joven Eloy Olaya. El delantero, que firmó dos goles, vivió una noche que nunca podrá olvidar. «Los celebré con mucha alegría porque era la primera vez que marcaba en el Camp Nou», confiesa el delantero internacional. Olaya disfruta evocando aquella tarde en la que «escribimos una bonita página de la historia del Sporting».

Aunque no vio puerta, todos los protagonistas coinciden en destacar la actuación de Manolo Mesa. Un rápido repaso a los vídeos de aquel encuentro basta para darse cuenta de que el interior de San Roque aparece en casi todas las jugadas determinantes del choque. «Para mí fue uno de las victorias más importantes de mi carrera», concede. El gaditano repasa que «para mí fue un partido importante porque intervine en casi todos los goles. Salíamos desde muy atrás, llegaba al borde del área y se la pasaba a los compañeros para que acabaran la jugada». Mesa considera que una de las claves del éxito fue que «normalmente uno da por perdidos sus partidos ante el Madrid o el Barça, pero aquel año nos creíamos capaces de ganar».

Mesa no estuvo solo en el centro del campo. A su lado, Joaquín llevaba la manija del equipo. Casi nada. El actual seleccionador español de fútbol playa recuerda varias anécdotas de aquel día. «Estábamos en el mismo hotel que el Real Madrid, que jugaba contra el Sabadell. Me encontré con Ramón Mendoza y me deseó suerte», recuerda. Joaquín destaca «el planteamiento del partido realizado por Novoa y lo bien que Eloy y Lucho Flores se movían entre líneas».

En aquel centro del campo se había colado un joven futbolista que años más tarde se convertiría en el entrenador revelación del fútbol español. Marcelino García Toral fue titular en aquella gran noche que aún tiene fresca en su memoria. «Para el Sporting fue algo histórico y para un futbolista joven, como era mi caso, fue mi primera gran alegría después de mi debut», destaca. Aquella fue la Liga de los «play-offs» y el Sporting, que acabaría jugando la UEFA, logró colarse junto a Barça, Madrid, Español, Zaragoza y Mallorca, entre los seis equipos que disputaron el título.

El Barça no se entregó fácilmente y, sobre todo al inicio del partido, también soltó alguna dentellada. «En los primeros minutos tuvimos nuestro momento de suertecilla, que siempre hace falta, pero luego fuimos totalmente superiores, jugamos un gran fútbol y logramos una victoria histórica», valora Marce.

En los primeros minutos, Juan Carlos Ablanedo tuvo más trabajo de lo que indica el marcador, aunque durante el segundo tiempo fue un espectador de lujo. «El Barça estaba haciendo una gran temporada, pero las cosas salieron tal y como las habíamos planteado: aguantar en nuestro campo y cogerles a la contra», explica Ablanedo II. El «Gatu» destaca que «aquel resultado tuvo una enorme repercusión a nivel nacional». Su hermano también jugó aquel partido en el centro de la defensa. Allí coincidió con Manolo Jiménez quien destaca que «fue un partido muy especial porque ganar en el Camp Nou no está al alcance de cualquiera».

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