Gijón, Eloy MÉNDEZ

José Fernández acumula más poder que nunca en el Sporting. Y lo hace en un momento de bonanza económica y deportiva que podría desembocar en la venta de su paquete accionarial mayoritario, lo que supondría que el club rojiblanco pase a estar controlado por otras manos. La operación bancaria que ayer desveló este diario y que ha permitido al empresario gijonés acumular aún más acciones y deuda podría ser el primer paso antes de su desvinculación definitiva con una entidad que maneja desde hace casi dos décadas. Fernández habría visto ahora, con más del 80% del capital social, la oportunidad de abandonar la entidad con las cuentas saneadas y el equipo en Primera. El problema es que no encuentra comprador.

Así lo demuestra el hecho de que haya empleado a una sociedad interpuesta, Castellana de Negocios, para hacer pagar parte de la deuda -casi toda en acciones- que habían adquirido varios de los cofiadores de un aval solicitado por el Sporting en el año 1995 en concepto de derechos de imagen. Por entonces, el club solicitó al Banco Herrero los 1.785.054 euros que necesitaba. El propio Fernández y nueve directivos fiaron la entrega con parte de sus propiedades. Florentino Fano, Pedro Morán, Alejandro Fernández-Nespral, Luis Mitre, Juan Silvestre, Fernando Menéndez, Cándido Cueto, Ángel García Flórez y José Ramón Fernández de la Vega Nosti avalaron la operación. Los problemas llegarían once años después, derivados de la desastrosa situación económica del club, incapaz de hacer frente a su deuda.

En octubre de 2006, la entidad financiera -ya absorbida por el Banco Sabadell- inicia un proceso de embargo por impagos que afecta a todos los cofiadores. El primer objetivo del banco es el chalé que Fernández tiene en la parroquia gijonesa de Somió. El máximo accionista no consigue que ninguno de los otros avalistas entregue su parte. Meses después, en mayo de 2007, se constituye Castellana de Negocios.

Esta sociedad, con sede en Madrid, se hace cargo de solventar la deuda -que ya había alcanzado los 2.236.000 euros por demoras en el cobro- el 7 de abril de 2008. A partir de ese momento, el bufete de abogados Legalia, dirigido por el ex propietario del Real Oviedo Celso González, inicia conversaciones con los nueve avalistas para reclamarles parte del dinero. Finalmente, hace poco más de mes y medio, consigue que varios de ellos cedan. El pago se realiza, en parte, en dinero metálico. Pero, sobre todo, en acciones que pasa a controlar Castellana de Negocios. Desde ese momento, los ex directivos tienen claro que detrás de esta sociedad está la mano de Fernández. De esta forma, habría aumentado más aún su ya de por sí absoluto control. Además, el Sporting habría incrementado su deuda con él, ya que el club ahora debe saldar cuentas con Castellana de Negocios.

Tras esta operación, Fernández -que se ha hecho con unos 300.000 euros, casi todos en acciones- controla más del ochenta por ciento del capital social del Sporting. A los nuevos títulos adquiridos se suman los que ya acumulaba con anterioridad. A raíz de la última ampliación de capital de la sociedad, el empresario gijonés pasó a poseer el 27% del accionariado a nivel personal, por un valor de 2,8 millones de euros. Sin embargo, el verdadero peso específico de Fernández se lo otorga la sociedad Por el futuro y la estabilidad del club, que maneja el 49,5% de las acciones. Fernández controla el 50% de esta empresa, con sede social en Sevilla. El otro 50% es propiedad del empresario andaluz José María González de Caldas y de otros socios menores. De ella depende realmente el futuro sportinguista.

La posibilidad de que Fernández ponga ahora en venta las acciones que posee no es descabellada, aunque entraña muchas dificultades. En una entrevista que recientemente concedió a este diario, el empresario dejó claro que sólo entablaría negociaciones con «un asturiano», aunque en ningún momento desveló si ha iniciado contactos al respecto. Esto imposibilitaría en principio que ninguno de sus socios en Por el futuro y la estabilidad del club cogiera las riendas rojiblancas, ya que todos son andaluces.

Lo que parece evidente es que al hombre que ha dirigido los designios del club gijonés desde poco después de su conversión en sociedad anónima se le han acabado las ganas de seguir al frente. De hecho, la propia operación llevada a cabo junto con Celso González a través de Castellana de Negocios ocultaría también otros propósitos. De esta forma, Fernández se quitaría de un plumazo un viejo problema que amenazaba con convertirse en un auténtico quebradero de cabeza para él, toda vez que el banco amenazaba con hacerse con su chalé, lo que hubiera sido suficiente para hacer frente a la deuda. Algunos de los antiguos directivos implicados en todo este asunto han calificado de «maquiavélico» el cobro del dinero que adeudaban por avalar al Sporting y han dejado caer la posibilidad de que Fernández esté arreglando cuentas antes de dar el adiós.

Otro dato curioso en la orquestación de esta operación es el protagonismo adquirido por Celso González. El abogado fue durante mucho tiempo el propietario del Real Oviedo. Según testimonios de los antiguos avalistas del Sporting, él dirigió en persona todas las negociaciones para hacerles pagar lo que debían. De hecho, en los acuerdos a los que llegó con varios de los afectados -no está confirmado que los nueve hayan pagado lo que en su día avalaron- figura la firma de una representante de su despacho de abogados y de otro de José Fernández.

González hizo las veces de mediador entre Castellana de Negocios y cada uno de los cofiadores. Éstos le exigieron que les ofreciera a cambio garantías de que la sociedad que se había hecho cargo de la deuda era lo suficientemente solvente y no escondía trampa. Las reticencias estaban motivadas por el hecho de que se constituyó con tan sólo tres mil euros de capital social y parecía evidente que su única razón de ser era agilizar el cobro del dinero. En este sentido, los ex dirigentes rojiblancos pidieron que quedara claro que su vinculación económica con el Sporting desaparecía definitivamente. Es en ese momento cuando entra en escena José Fernández, que avala con su firma la solvencia de Castellana de Negocios y deja entrever su intervención directa en el asunto.

Las relaciones entre José Fernández y Celso González comienzan hace años atrás, hasta el punto que durante algún tiempo se rumoreó que el empresario intentó vender su paquete accionarial al abogado. Ambos saben lo que es controlar un equipo de fútbol, pues bajo su poder han estado los dos clubes asturianos más importantes de la región. Parece claro que el plan para dar por zanjado el tema del aval del Banco Herrero fue ideado por ambos hace poco más de tres años.

Tras esta operación, aún quedan muchas dudas por clarificar. Por una parte, se desconoce quiénes de los antiguos directivos han hecho frente a sus deudas y quiénes no. Tampoco se sabe con cuántas acciones se ha hecho realmente José Fernández, un dato anecdótico, pero que estaría presente ante una hipotética venta de su parte del capital social. Por último, tampoco se conocen las intenciones últimas del hombre que ha marcado la historia reciente del Sporting.