A Alberto González, según propia confesión de la noche del lunes, se le ocurrió pensar en Vázquez para el Oviedo «mientras estaba un día en casa viendo la televisión. Me llamaron por teléfono diciendo que el técnico gallego andaba en negociaciones con otros equipos y se me encendió el bombillu ¿Por qué no va a venir al Oviedo?». Empezó a gestarse ahí el «albertazo», la decisión tomada al margen del resto del consejo y del cuerpo técnico de cambiar de entrenador que ahora tiene revolucionado al oviedismo. Cómo si el club no pudiera sacudirse de un gafe, ni los años de éxito pleno se libra de la polémica. La salida de la reunión matinal de ayer, en la que se intentó calmar el malestar, del entrenador azul, Raúl, y el director deportivo, José Manuel, revela gráficamente la situación. Los dos técnicos, juntos, por un lado; el presidente, Bances, a su bola, y luego, pareja famosa, González y Mata.

No tiene ningún cargo en el Oviedo. Oficialmente es asesor del máximo accionista, pero Juan Mata, agente de futbolistas y padre del jugador del Valencia, es la persona que más manda sobre la parcela deportiva azul. La prueba, esta misma semana. A Mata nunca le gustó del todo Raúl como entrenador. En plena euforia por el ascenso en Mallorca, fue la única persona que no felicitó al técnico por el éxito conseguido. Con la aparición de Vázquez vio una oportunidad. Que Mata tiene mucho poder en el club o que Alberto González, su ex socio en varios negocios, le deja obrar a su antojo lo corrobora el hecho de que llevó las negociaciones con el técnico gallego. Igual que dos años antes con Carrasco. En el caso de Carrasco, incluso llegó a firmar el contrato que lo vinculó al Oviedo sin tener cargo alguno en el club. Esta vez como no podía estar presente porque debía cerrar un traspaso en Braga (Portugal), envió a un empleado suyo, Nacho Canal, para que acompañara a Alberto González a hablar con Vázquez en Orense. La mano de Mata es larga.