Oviedo, Á. F.

Es difícil prever cuándo será, pero más todavía lo parece pensar que no habrá un día en el que Jorge Egocheaga acumule en su mochila ascensiones a las catorce montañas de más de 8.000 metros que hay en la tierra. El ovetense no es hombre de récords ni de darse prisa por conseguirlos. Ni siquiera alardea de sus ascensiones ni desea fama y pleitesía cuando regresa triunfador.

Por eso es complicado aventurar cuándo llegará la fecha mágica. El médico y montañero puede intentar dos «ochomiles» en un par de meses, como hizo recientemente con el Kanchenjunga y el K-2, o pasarse semanas y semanas en la montaña sin acercarse a los colosos. Pero el tiempo le ha colocado en un camino que tiene el final marcado. Solamente le quedan cuatro por hollar para anotarse el pleno: Kanchenjunga (8.556), Lhotse (8.516), Makalu (8.463) y Annapurna (8.091).

Estos días es posible que suba al K-2 por segunda vez. Después de coronarlo hace tres días, pretende ayudar a conseguirlo a sus compañeros Martín Ramos y Joëlle Brupbacher, que le acompañaban cuando lo consiguió pero no llegaron a atacar la cumbre. Y es muy posible que lleve su colaboración hasta el extremo y lo intente de nuevo. Es su forma de matar el tiempo hasta el 8 de agosto, cuando piensa volar de Islamabad a Madrid para poner fin a su aventura. Ese día habrá comenzado la siguiente.