Gijón, J. J.

La decisión del consejo de administración del Gijón Baloncesto de proceder a la disolución del club no por esperada ha causado menos indignación. Para la mayor parte de aficionados era algo que se venía venir desde hace tiempo: «Es la crónica de una muerte anunciada», reconocía ayer José Valentín Suárez, presidente de la peña El Saúco.

El ex presidente y máximo accionista del Gijón Baloncesto, Félix Baragaño, se mostró pesimista al respecto de que el club pueda salvar la situación otro año más. La Federación Española dio otra prórroga hasta el 3 de agosto a los clubes para que completasen la documentación, y Baragaño considera que «todo atisbo de esperanza pasa por que en este tiempo fructifique alguna negociación», aunque, por otra parte, el ex presidente ignora si el consejo está haciendo alguna gestión, ya que no mantiene contacto con los actuales responsables desde que acabó la temporada.

Baragaño agradeció al actual consejo el paso dado el pasado verano al hacerse cargo del club, pero le extraña que culpe al Principado, «ya que los retrasos en el pago de los patrocinios se producen todos los años». Al igual que otras personas e incluso el propio director general de Deportes, Misael Fernández Porrón, tampoco Baragaño entiende que «no hayan negociado con una entidad bancaria el adelanto del dinero porque tienen la documentación que garantiza el cobro del patrocinio del Principado. Es lo que hicimos prácticamente todos los presidentes anteriores». Para Félix Baragaño, «a la directiva tal vez le faltó no hacerse eco de la experiencia de las anteriores, porque alguno de ellos ya lo vivieron. Esos desfases en el cobro de los patrocinios es un problema, pero también es cierto que las anteriores directivas lo fueron solventando».

Baragaño no entiende que «tras una temporada en la que, según indicaron, no habían tenido pérdidas tiren la toalla y no hagan el esfuerzo de seguir».

El más contundente en cuanto al rechazo de la disolución del club fue el ex presidente Tino Grana. «Siento una enorme pena, pero también me parece una total falta de respeto por un club tan arraigado en la ciudad y en la provincia». Grana añade que «no se puede dejar desaparecer un club como el Gijón Baloncesto, nadie ha contado con nadie, nadie ha preguntado nada a la hora de tomar esta determinación. Creo que debería haberse consultado a los accionistas y tomado la decisión en una junta general y esto no se ha hecho así». Sin querer señalar responsables, recuerda que «Areces y Gutiérrez Granda siempre han ayudado al club y el Ayuntamiento también», y no acaba de entender cómo «los actuales responsables no tienen capacidad para lograr unos créditos hasta que cobren la subvención de las instituciones. Están echando la culpa al Principado cuando no tiene ninguna».

A Grana no le quedan muchas esperanzas de que la situación se pueda enderezar. «Son ya muchos años en esta situación, está claro que con la deuda que arrastra el club es prácticamente imposible sacarlo adelante», estima.

José Valentín Suárez considera, por su parte, que «desde hace tiempo la imagen del club no puede ser peor y eso echa para atrás a las posibles empresas que puedan patrocinarlo. Lo que está pasando es lo normal que podía pasar».

Para el presidente de la peña El Saúco, «el club puede ser viable con al menos la mitad de la plantilla de jugadores asturianos, lo que no se puede es seguir trayendo todo jugadores de fuera que además tienen un nivel mínimo». Esa política de fichajes se contradice, a juicio de José Valentín, «con la intención de sanear el club».

A pesar de la crítica situación, los aficionados aún mantienen un atisbo de esperanza, al menos hasta el ultimátum del 3 de agosto.