Gijón, J. J.

Emilio de Diego, Moncho López, Moncho Fernández son nombres que también están unidos a la historia del Gijón Baloncesto. Como también lo están la constante lucha por encontrar patrocinador o las inscripciones en el último segundo durante las últimas temporadas. Alegrías y decepciones deportivas y la constante incertidumbre en lo económico son recuerdos de la historia de un club que puede estar viviendo sus últimos días.

El 3 de agosto finaliza la segunda prórroga concedida por la Federación Española a los clubes para que presenten los avales pertinentes, ya que como el Gijón Baloncesto hay muchos más. Una semana en la que se intensificarán las negociaciones con el fin de que el habitual milagro de todos los veranos pueda éste volver a repetirse.

Las deudas, principalmente con la Administración, Hacienda y Seguridad Social fueron un hándicap con el que tuvieron que luchar todas las directivas y consejos de administración del club. Las fechas de pago de los patrocinios del Principado siempre han sido uno de los caballos de batalla y en las últimas temporadas el Gijón Baloncesto era el protagonista de un culebrón en las fechas cercanas a la inscripción de los equipos en la Federación.

Félix Baragaño amenazó varias veces con no inscribir al equipo a la vez que mantenía duras negociaciones con la Dirección General de Deportes y duelos dialécticos en la prensa con Daniel Gutiérrez Granda, por entonces máximo responsable del deporte regional. El Gijón Baloncesto se inscribió literalmente en el último minuto varias ocasiones. En el verano de 2008 y con la presidencia de Francisco Díaz, se vio la primera gran crisis, se barajó incluso con la absurda idea de renunciar a la LEB y jugar en EBA, pero cuando parecía el final surgió el actual consejo, en el que Rafael López puso el dinero necesario para salir a competir en la categoría en la que se militaba, LEB Plata. Hoy, un año después, el propio Rafael López no está dispuesto a repetir tal apuesta y el Gijón Baloncesto se encamina a pasos agigantados hacia su desaparición.

El sábado 12 de mayo de 2007 quedará en el recuerdo de los aficionados como el mayor mazazo deportivo en la historia del club. Aquella estaba siendo una mala temporada para el Farho Gijón Baloncesto y los resultados le abocaron a disputar el «play-off» de permanencia con el Gandía como rival. A priori parecía que se podía mantener la categoría, LEB Oro, porque en la Liga regular el Gandía había sido peor equipo. La eliminatoria se jugaba al mejor de cinco partidos con ventaja de cancha para los gijoneses, y la cosa empezó bien, con victoria en el primero de ellos. Pero en el segundo, también en el Palacio de los Deportes, el Gandía empató la eliminatoria y como los dos siguientes encuentros se jugaban en su cancha tenía la posibilidad de decidir la suerte de la misma ante sus aficionados. El tercer partido cayó del lado valenciano, y el Farho Gijón quedaba contra las cuerdas. Acostumbrado al riesgo continuo, el cuarto partido fue total y claramente para los gijoneses, que de esta manera empataban a dos y la eliminatoria volvía a Gijón. Ese quinto partido se jugó el 12 de mayo de 2007 con el Palacio de los Deportes abarrotado, fue el último gran lleno deportivo de esta instalación. En aquel encuentro a los gijoneses no les salió nada y el Gandía pareció un equipo de la NBA. Mediado el segundo cuarto, el resultado era de 13-40 y la eliminatoria estaba decantada. El ánimo de los seguidores no decayó hasta el final, pero el Gandía acabó ganando 76-90 y el Farho Gijón caía a la LEB Plata, un golpe del que ya nunca se repuso el club.

Uno de los nombres que estarán para siempre unidos a la historia del Gijón Baloncesto es el de Emilio de Diego. Él fue una de las personas que en 1981 trabajaron para la formación del club al que estuvo ligado de una u otra forma hasta 2002. Su primera vinculación fue en el banquillo como segundo entrenador durante varias temporadas y a las órdenes de distintos técnicos; fue también coordinador de los equipos base, porque aunque no lo crean hubo tiempo que el Gijón Baloncesto los tenía. Luego pasó a la secretaria técnica, desde donde gestionó la mayor parte de los fichajes.

No obstante, Emilio era un gestor atípico ya que era capaz de moverse por el mundo del baloncesto sin tener la más mínima noción de inglés, que viene a ser lo mismo que ser marino sin saber nadar. La llegada de las nuevas tecnologías acabó por desbordarle ya que se negó incluso a tener teléfono móvil. En 1997 deja el club para colaborar con la Federación Asturiana y posteriormente fue gerente del Breogán de Lugo. En 2000 vuelve al Gijón Baloncesto, en el que permanece un par de años. Su fallecimiento en accidente de circulación en marzo del pasado año supuso un duro golpe para el baloncesto gijonés, que no se puede entender sin su figura.

La búsqueda de patrocinadores es una de las labores más duras para todos los clubes. A lo largo de la historia del Gijón Baloncesto diversas empresas depositaron su confianza en el club y unieron su marca comercial a la camiseta de competición. Fueron: Iveco, Trébol -propiedad en aquel momento del presidente del club, Tino Grana-, Lagisa, Clas, Cabitel, Isastur, Farho y Viopisa. La mayor parte de los patrocinios fue de empresas asturianas, ya que lo eran Trébol, Lagisa, Clas, Isastur y Farho.

El patrocinio de Cabitel fue conseguido mediante una audaz gestión del presidente José Ramón González, que logró una entrevista con el entonces ministro Álvarez-Cascos, quien fue el que gestionó que Cabitel, una empresa que tenía la concesión del mantenimiento de las cabinas telefónicas de toda España, aportase una cantidad importante. Si esa gestión fue afortunada, hubo épocas de penuria en las que se barajaron patrocinios de lo más peculiar. Uno que estuvo apalabrado fue la página web chicasdetuciudad.com, un portal erótico y subido de tono cuyo propietario, Janos Beke, llegó a venir a Gijón para firmar el convenio. Sin embargo, la cosa no fructificó porque la ACB intervino y sin llegar a prohibir el acuerdo sí advirtió seriamente al Gijón Baloncesto que la Liga no veía con buenos ojos este tipo de publicidad, y la cosa quedó en nada; era el año 2001.

Dirigentes, aficionados e incluso las instituciones manifestaron muchas veces su malestar con algunas empresas regionales de gran potencial por su falta de apoyo al deporte asturiano y lo que es peor, que incluso alguna de ellas patrocinara a clubes de otras comunidades muchas veces rivales directos de los del Principado.