Mario D. BRAÑA

A falta de alguna de sus figuras, el Barcelona se encomendó a Pedro para encarrilar el primer título de la temporada. El delantero antes conocido como Pedrito se ganó el don en San Mamés, demostrando que su espectacular verano no son fuegos artificiales. Ahí tiene Guardiola un buen relevo de Messi y compañía. Otro jugador muy joven, De Marcos, fue el único motivo de esperanza para un Athletic que acabó reconociendo su inferioridad, como en la final de Mestalla. Lo reconoció San Mamés, que despidió con una ovación a Xavi, el motor de este insaciable Barça.

El Barcelona comenzó la temporada como terminó la anterior. Con su fútbol de seda, de toque y movimiento continuo. Demasiada rapidez, demasiada calidad para los jugadores del Athletic, que se pasaron los primeros minutos persiguiendo sombras vestidas de azulgrana. Con Xavi al mando de las operaciones y Bojan abriendo brecha en la retaguardia bilbaína, las ocasiones llegaron como fruta madura. Ya en el minuto 3, Bojan dejó su carta de presentación con un cañonazo al larguero desde fuera del área.

En un primer momento pareció que las bajas de Iniesta, Messi e Ibrahimovic no se iban a notar en el juego de ataque azulgrana. El Barça llegaba mucho y bien al área local. Pero siempre faltaba algo para el gol. Por ejemplo, el instinto rematador de Xavi, que remató alto casi en el área pequeña después de hacerlo todo bien y quedarse solo. O una pizca de rapidez, como en el mano a mano de Bojan con Iraizoz, que tapó el remate del joven delantero.

Hasta la media hora, el Athletic no le había dado el mínimo motivo de esperanza a su afición. Estaba tan entregado a la contención que Llorente, su hombre más adelantado, quedaba siempre muy lejos, desconectado de sus compañeros. Pero en el minuto 31 todo cambió. El Athletic hurgó en el lado débil del Barça, el lateral izquierdo, y el centro de Susaeta lo remató Aitor Ocio muy cerca del larguero. Una jugada que animó a un chaval, De Marcos, que revolucionó el partido. Primero estuvo a punto de sorprender a Valdés desde 30 metros. Y en el 44 logró el 1-0, con un remate que rozó en Puyol.

El descanso no fue muy reparador para el Barcelona, que tuvo problemas para coger el hilo en el segundo tiempo. Cuando más sufría, cuando más crecido parecía el Athletic, Keita rompió por la banda izquierda, centró al segundo palo, donde Pedro acomodó el balón para la llegada de Xavi, que esta vez sí vio claro el hueco. Con el empate y sin De Marcos, fundido, el Athletic se quedó en nada. Lo refrendó Pedro, que completó su gran partido con un cañonazo desde fuera del área que sólo pudo rozar Iraizoz. Luego sí desvió lo justo un trallazo de Alves al larguero.