Fuimos compañeros durante más de treinta años. En la radio y en la televisión. Trabajamos codo con codo en varias redacciones, compartimos docenas de viajes y fuimos testigos de numerosos acontecimientos deportivos e infinidad de anécdotas de las que, en muchas ocasiones, él era el principal protagonista. Emilio Tamargo fue siempre un referente para los profesionales que iniciamos la actividad una década después. Muchos intentamos seguir sus pasos, una misión nada fácil. Tanto profesional como humanamente, su nivel era difícil de igualar. Una persona bondadosa, siempre sonriente, con un extraordinario sentido del humor, trabajador incansable, solidario y permanentemente cargado de iniciativas. Era un placer trabajar a su lado porque siempre se aprendía algo y el entorno laboral rezumaba alegría. Le obligaron a jubilarse hace seis años cuando estaba en plena forma. Sin embargo siguió trabajando hasta el último minuto, hasta ayer mismo. Su ausencia va a ser difícil de llenar para tantos amigos que disfrutamos con sus vivencias. Preferimos mantener su recuerdo entrañable y confiar en que su ejemplo siga siendo guía por mucho tiempo.