Gijón, J. E. CIMA

Iván Hernández (Madrid, 1980) volvió de central titular en Liga, tres meses después de su último partido en Pamplona, y el madrileño quedó feliz porque «me salieron bien las cosas, hice un buen trabajo, el equipo jugó bien y encima se logró el triunfo. Una actuación así la firmaría cualquiera, y más ante un rival como el Getafe, que lleva una gran trayectoria, tiene muchos puntos, es un gran equipo y cuenta con buenos jugadores».

El ahora defensa central, que cubrió la baja del sancionado Gregory, considera que estos tres puntos «fueron importantes, porque era complicado romper la dinámica del rival, pero el equipo entendió bien cómo afrontar el partido. El que Soldado no tuviera ocasiones de gol no solamente es cuestión nuestra, de los defensas, sino de todo el equipo, porque medios y delanteros presionan arriba y no dejan centrar con precisión. También sabíamos del buen golpeo de balón de Pedro León, y por eso en las faltas la barrera estaba mentalizada para que no la superara. Y en los córneres defendió bien todo el equipo. Hubo dos ocasiones, como la que peinó Cata Díaz, pero el equipo se echó rápido encima para abortar la segunda jugada. Y también hace falta un poco de fortuna, como en el balón que remataron al poste».

A nivel personal, era una apuesta importante volver de central y ante un equipo que marca goles y tiene jugadores de calidad. Iván Hernández explica que «lógicamente, sabía de la responsabilidad que tenía en un puesto comprometido, pero intenté salir lo más tranquilo posible y convencido de que lo podía hacer bien. Los compañeros también me ayudaron mucho en esta labor. Me quedo con el trabajo de todo el equipo: los once defendemos, atacamos y corremos, y no dependemos de uno o dos jugadores. Jugando así está claro que le plantamos el partido difícil a cualquiera».

El central sportinguista tiene claro que «el fuerte ritmo que imponemos en los partidos en esta ocasión sorprendió al Getafe en la primera parte. Tras el descanso ellos tomaron el peso y el dominio, y nosotros nos replegamos un poco, más con el fin de hacer otro tipo de juego, porque íbamos ganando».

Iván Hernández sabe que cumplió con su deber y que el seguir jugando «ya no depende de mí. Quedé satisfecho de mi trabajo, y esto me da moral para entrenarme a tope todos los días. El entrenador utilizó once al inicio de temporada y como le fueron bien es lógico que los mantenga. La Liga es muy larga y hay lesiones y sanciones, y lo importante es que el equipo no note a los que entran. Así que, no pienso más allá que en cada domingo por si juego y en trabajar duro por la semana».

El central está muy agradecido a sus compañeros, porque «todos pasamos un momento donde juegas menos y cuando uno sale y lo hace bien te apoyan, porque es bueno para el futbolista y para el equipo. A todos nos gusta recibir ese apoyo. También agradecí que Diego Castro brindara el gol a mi futura hija, Adriana. Me lo comentó hace tiempo, y encima coincide que marca cuando también yo juego».

Esta temporada el equipo se ha hecho fuerte en casa, todo lo contrario que en la precedente, cuando solía ganar fuera. Iván Hernández señala sobre este cambio que «no fue de repente con una varita mágica. Influye que el entrenador quiere que encajemos menos goles. También el año pasado éramos todos nuevos y se aprendió a nivel individual y colectivo. Además, ahora ha llegado gente nueva y el equipo tiene otro carácter. Antes era ganar o perder, y si hubiéramos empatado cinco veces no hubiésemos tenido problemas hasta la jornada final. Ahora sabemos tener la cabeza fría en ocasiones para no arriesgar».

Licenciado en Educación Física y estudiante de Inglés, ve «positiva» la cuenta de puntos del equipo. «Estamos ya a diez del descenso, pero hay que ir partido a partido para intentar ganar en el Calderón o, si no, al Racing y estar tranquilos. Al 2010 le pido salud y jugar más».