Madrid, Álvaro FAES

Boadilla del Monte, ciudad financiera del Banco Santander. José Manuel Cendoya, mano derecha del presidente Emilio Botín en las tareas de comunicación, guardaba bajo siete llaves el secreto. El plato fuerte queda para el día 28 en Maranello, puesta de largo del primer coche de Fernando Alonso en Ferrari. Ayer se conocieron los colores, desvelados a través de un vídeo grabado hace un mes en el circuito de Paul Ricard, Francia. Muy llamativo el blanco de los alerones trasero y delantero. Sobre ellos, en rojo intenso, el logotipo del banco que se pone al lado del piloto asturiano para 2010. Cuarenta millones al año por colocar sobre el coche el nombre de una entidad financiera con vocación internacional. Fernando Alonso, con su casco con los colores de Asturias y la bandera española, rodó unas cuantas vueltas en el trazado de Le Castellet, suficiente para preparar un vídeo con toda la emotividad que exige la Fórmula 1. Sincronización total al dar a conocer la primicia mundial. Sólo unas horas más tarde, un acto similar se producía en Brasil, país de Felipe Massa, el otro piloto de la escudería.

Ferrari rompe la uniformidad roja el año del desembarco de Fernando Alonso. Hacía diez que no tenía cabida tanto blanco. En 2000, con patrocinio tabaquero y Michael Schumacher al volante, el coche se parecía al actual. Más atrás, en 1975, Niki Lauda ganaba su primer título mundial con el habitáculo completamente blanco.

El Santander se bautizó en la Fórmula 1 de la mano de Alonso. Llegaron al tiempo a McLaren, pero la fuga del asturiano los dejó en solitario. Aguantaron junto a Ron Dennis por el bien de su negocio en el Reino Unido, pero desde que el español tomó la puerta de salida preparaban la jugada maestra, el triple salto mortal.

Ferrari ofrece universalidad y McLaren solo dominio en el mercado anglosajón. Il Cavallino rampante, icono sagrado en la Scuderia, encuentra por primera vez algo más que un mar rojo a su alrededor. Nunca habían puesto una marca tan cerca, la imagen del banco, que también irá en los retrovisores y en los pontones.

«Queremos ser la marca de la Fórmula 1», lanzó Cendoya ayer en Boadilla del Monte. Además de su llegada a Ferrari, el Santander es el patrocinador principal de los grandes premios de Alemania, Italia y Gran Bretaña y el secundario en Brasil, además de los dos que se celebran en España (Valencia y Barcelona). La apuesta es decidida y no faltan ideas para perpetuarse en la categoría reina del motor. Ya cuentan con el entusiasmo de Pelé para ser el primer relevista de la antorcha de la Fórmula 1, la que quiere llevar el banco español desde Brasil hasta Bahrein, el mes previo al comienzo del campeonato.