Oviedo, J. I. CASTAÑÓN

Ismael González Nuñez era de Careñes (Villaviciosa) tenía 25 años y una pasión: el decatlón, la prueba de combinadas que reúne en una sola 10 pruebas del atletismo. Vivía por y para su deporte, y la tarde noche del martes mientras se entrenaba, mientras ponía su empeño en lo que más le gustaba falleció. Sucedió en Barberá del Vallés (Cataluña), cerca de Terrassa, ciudad a la que se había trasladado después del verano de 2009 con el fin de dar un nuevo impulso a su carrera deportiva y haber quemado su etapa como atleta en la residencia Blume de Madrid de la mano del entrenador José Luis Martínez. Ismael cayó desvanecido en plena pista tras realizar una serie de velocidad con vallas en presencia de su entrenador Fernando Martínez y pese a los infructuoso intentos de reanimación por parte del Campeón de España de decatlón, Agustín Félix, y luego de los socorristas; intentos que se prolongaron por espacio de una hora y que nada pudieron hacer por devolverle la vida. La autopsia determinará las causas de su fallecimiento, aunque todo apunta a un ataque cardiaco como causa de su fallecimiento.

La trayectoria deportiva de Ismael estuvo vinculada a Villaviciosa con cuyo Instituto se proclamó campeón de Asturias infantil y al Gijón Atletismo equipo que le captó gracias a su técnico Solís. El Esnova le formó como atleta y el respondió a Ovies su entrenador con una carrera plagada de éxitos. Las primeras medallas las obtuvo a los 15 años: un oro en salto de altura en pista cubierta y una plata en Octatlón (el hermano pequeño del decatlón) en edad cadete. Desde ahí y hasta 2005 las medallas se sucedieron una y otra vez hasta que Ismael se lesionó de gravedad y pasó por una travesía del desierto. A punto estuvo dejarlo todo en 2008, pero su Careñes natal le servía como terapia y allí ese verano se autoconvenció que echaría el resto y volvería a la pista. Por eso su medalla de plata, la 12ª de su carrera deportiva en el campeonato de España de pista cubierta de 2009 disputado en Sevilla, la segunda en un campeonato de España absoluto , le supo a gloria. Y estuvo a punto de ganar el oro a Agustín Félix, su actual compañero de entrenamiento sino se le atraganta la prueba de 1.000 metros. Fue internacional absoluto con España y en Zaragoza en un caluroso día de junio de la pasada temporada lograba hacerse un hueco en el atletismo asturiano batiendo el récord regional de Combinadas. No fue los 8.000 puntos que él ansiaba, ni el billete para el Mundial de Berlín con el que soñaba, pero sirvió para que España ascendiera a la Superliga de Decatlón.

Consiguió una puntuación final de 7.436 puntos merced a marcas como 11.41, en 100 metros; 6,89 metros, en salto de longitud; 14,70 metros en lanzamiento de peso, 1,98 metros en salto de altura; 51.36 en 400 metros lisos; 15.15 en 110 metros vallas; 42,79 metros en lanzamiento de disco; 4,80 metros en salto con pértiga; 50,45 metros en lanzamiento de jabalina y 4:57.96 en 1500 metros. Ismael hacía gala de su asturianía por donde pasaba. No cambiaba de Federación, pese a ofertas tentadoras de otras comunidades y tenía hasta unos pendientes con los que competía en los que se reflejaba la cruz de la Victoria. Ahora entre ceja y ceja albergaba una ilusión quería optar al premio Amor al Deporte de su Villaviciosa natal y pedía a sus amigos que le apoyasen con avales su candidatura. Hace 15 días se acercó a las pistas de Gijón y charló con los atletas y entrenadores. Nadie podía intuir que aquello que fue una charla entre amigos se convirtiera en su despedida.

Tras lo sucedido en Cataluña, el sentimiento ayer en el atletismo asturiano era de shock: la incredulidad y estupor de cómo es posible que algo así le suceda un joven atleta de 25 años de 1,90 metros, con suficiente experiencia y aparentemente sano.