Oviedo, Á. F.

La imagen de su amigo, su hermano dice él, Iñaki Ochoa de Olza, agonizando también en el Annapurna hace un par de años; su condición de médico, y los once «ochomiles» que tiene guardados en su mochila cargaron de responsabilidad al ovetense Jorge Egocheaga, comprometido hasta el límite en el infructuoso rescate de Tolo Calafat en la montaña que tiene la mayor proporción entre holladores de la cumbre y fallecidos.

Egocheaga no dudó un instante en subirse al último helicóptero que intentó el rescate, un aparato de fabricación francesa, capacitado para llegar hasta 7.000 metros. El piloto tuvo arrestos para subirlo 200 más, desde donde intentaron sin éxito una búsqueda obstaculizada por el mal tiempo.

Egocheaga hizo cumbre en el Annapurna hace tres días junto al zamorano Martín Ramos, que fue quien desveló a «La Opinión de Zamora», del mismo grupo editorial que LA NUEVA ESPAÑA, los esfuerzos del ovetense en el rescate. Otras fuentes señalaron que, en caso de localizar al montañero perdido, estaba dispuesto a descolgarse a la montaña para auxiliar a Tolo Calafat y tratar de salvarle la vida a la desesperada. No pudo ser.