El Olympiacos griego volverá a ser el rival del Regal FC Barcelona trece años después, pues los helenos derrotaron al Partizan de Belgrado por 83-80, en un partido muy igualado, decidido en la prórroga.

El equipo de Giannakis, favorito en todas las apuestas para derrotar al Partizan, lo tuvo muy complicado. Los serbios, la gran sorpresa de la temporada baloncestística europea, demostraron en todo momento su calidad y se mostraron como unos dignísimos herederos de la mejor escuela serbia.

Ni la diferencia de presupuesto, ni la profundidad de banquillos. El partido se decidido por un detalle, cuando Olympiacos forzó la prórroga tras un triple errado por Teodosic y remachado por Childress, en el inesperado 'alley hoop' del partido.

Jugaron a la carrera los serbios de salida. Vujosevic ordenó a su base titular, Bo McCalebb, que imprimiera un rápido ritmo de partido y su equipo se disparó en el marcador (10-2), sin que Olympiacos supiera qué hacer.

El rebote era para el Partizán, la intensidad también la ponían los serbios y esta dinámica ganadora para ellos se mantuvo hasta que el técnico griego decidió cambiar de director de juego.

Entonces apareció Theo Papaloukas, baqueteado en mil batallas, jugadores de los que disfrutan jugando con la máxima tensión y su equipo reaccionó.

A base de más defensa, de mayor elaboración en ataque y de más acierto en el tiro, los griegos recortaron las diferencias y se pusieron en disposición de disputar el partido coincidiendo con el final del primer tiempo (17-15).

A partir de entonces, el desgaste físico y, también en forma de personales, le paso factura a Partizan durante muchos minutos. Los serbios aguantaron el tipo hasta que de nuevo Papaloukas activó a los suyos. Ahora ayudado por Linas Kleiza, que fue determinante en el desenlace final del partido.

Teodosic también se entonó y empezó a aportar desde el perímetro. La primera ventaja de Olympiacos llegó a 3:36 para el descanso, con un canasta más tiro adicional de Papaloukas (25-26). A partir de entonces, los griegos estuvieron más entonados y empezaron a castigar la defensa serbia que, poco a poco, iba ofreciendo síntomas de flaqueza (28-33 en el descanso).

Pero el descanso le sentó de perlas a los serbios. Vesely, una de las perlas del baloncesto europeo, ayudó mucho más a Maric en la pintura; Papaloukas ya no estaba tan lúcido y, además, los tiradores de Partizan empezaron a funcionar.

Por eso, el equipo de Vujosevic fue capaz de anotar 24 puntos en el tercer cuarto y cambió la dinámica del partido, a pesar de los intentos de Giannakis, que utilizó diferentes variantes defensivas.

El ritmo de juego era nuevamente de Partizan, que ya se sentía con fuerzas renovadas para llevarse el partido (52-52) y a punto estuvo de conseguirlo.

En el que parecía el cuarto final, McCalebb volvió a mostrar su explosividad y llevó a su equipo a una ventaja que se suponía decisiva (60-54), pero en esas apareció Childress, el hombre de los 4,5 millones de euros, y le dio aire a Olympiacos.

En un final agónico, el base estadounidense de los serbios anotó a 6.8 segundos para el final (67-65), pero los griegos prepararon una jugada final que les salió bien sin querer. Teodosic falló un triple y Childress recogió el tiro para anotar el empate (67-67).

En la prórroga, las eliminaciones de Kecman y de Bozic fueron los últimos inconvenientes con los que tuvo que afrontar el Partizán.

A pesar de que los serbios nunca se rindieron, Olympiacos administró la ventaja adquirida en los primeros minutos (70-75), aunque Rasic estuvo a punto de forzar una segunda prolongación con un tiro final.

Como dijo en la víspera Giannakis, el baloncesto siempre ha sido un elemento vertebrador en la sociedad griega. Por un día, los aficionados griegos parecieron olvidarse de la crisis que vive su país.

El domingo Olympiacos volverá a estar en una final, de la última han pasado 13 años y en aquella ocasión derrotaron al Barça, su rival el próximo domingo.