Gijón, Nacho AZPARREN

Los dos últimos empates del Sporting, en Málaga y Getafe, le han proporcionado al conjunto de Preciado un saldo positivo de dos puntos a domicilio en un momento en que todo lo que sea sumar tiene un sabor dulce. Sin embargo, la forma en que se han desarrollado ambos partidos deja una lectura estadística interesante: al Sporting le cuesta cerrar los partidos. Lejos de presentarse como una novedad, la idea confirma la tónica observada a lo largo de la temporada. Los de Preciado han empezado por delante en la presente campaña en 18 partidos y no han sido capaces de llevarse la victoria ni en la mitad de ellos. El saldo total es de 8 victorias (el 44 por ciento), 6 empates y 4 derrotas en estos 18 partidos.

Pronto comenzaría el Sporting con esta extraña tendencia. Tras la victoria ante el Almería en la segunda jornada, los rojiblancos se pusieron por delante en los encuentros ante el Valencia, en Mestalla, y el Zaragoza, en El Molinón. En ambos encuentros el partido finalizó con empate en el marcador. Peores resultados cosecharían los de Preciado en sus visitas a Tenerife y Valladolid. Un gol de Diego Castro en la isla y otro de Luis Morán en Pucela dejaron al equipo cerca de la victoria, pero la remontada en el segundo acto de los equipos locales dejó a cero el bagaje en ambos desplazamientos.

Un mal que se extendió una vez superado el ecuador de la Liga. En las jornadas 21.ª y 22.ª el Sporting volvió a adelantarse en el marcador. En Almería un tanto de Diego Castro de penalti precedería a una de las debacles del año. El conjunto de Lillo remontó con un hombre menos hasta el tres a uno final. La crisis se solventó la semana siguiente ante el Valencia en El Molinón, con un valioso empate que engrosó más aún esta sorprendente estadística. Tras una racha de victorias después de comenzar anotando (ante Zaragoza, Osasuna y Deportivo) que parecía romper la tendencia al tiempo que dejaba la permanencia muy cerca, las igualadas ante Xerez, y contra Málaga y Getafe en la última semana, han confirmado que el mal se ha extendido hasta los instantes finales de la campaña.

Las causas que explican la poca rentabilidad del Sporting cuando se pone por delante pueden deberse a diversos factores. La preparación física es uno de ellos. El bajón experimentado por los de Preciado en la segunda mitad del Campeonato les ha hecho recibir más goles en las segundas partes que los que ha anotado. Además, la tendencia del equipo a refugiarse en posiciones defensivas tras adelantarse en el marcador le ha jugado una mala pasada en otras ocasiones. El conjunto parecía a veces demasiado confiado en el contragolpe como única arma de ataque.