Los «colchoneros» son un equipo que se deja querer; es como el que tiene un hijo que te está dando algunas alegrías y más de un disgusto, pero al que nunca dejas de querer. Porque se le haya identificado con la gente más humilde o porque su afición crea alrededor del equipo un clima que lo hace diferente, o por las dos cosas a la vez, lo cierto es que el Atlético tiene una personalidad propia e intransferible.

Aunque para los más jóvenes pueda sonar raro, este equipo siempre ha sido uno de los grandes en nuestro fútbol, manteniéndose durante muchos años junto a los más poderosos, conquistando títulos y contando con excelentes jugadores.

Es capaz de todo y de nada. Lo mismo gana dos títulos en una misma temporada que baja a Segunda al poco tiempo, no siendo capaz de ascender en la siguiente. Pero como son distintos, cuando más socios tuvieron fue en la División de Plata. Quizás a otro club le hubiera entrado el desánimo, pero ellos están hechos de otra pasta.

Aunque este año ha coqueteado en alguna ocasión con el descenso, realizando un fútbol por debajo de lo esperado, al final ha sido capaz de colarse en dos finales que, de ganarlas, cerraría uno de los años más espectaculares de su historia. ¿Alguien tiene alguna duda de que son diferentes?

La llegada de Quique les ha hecho ser un equipo mucho más seguro defensivamente que ha sabido realizar mecanismos colectivos de presión y trabajo y que, unido a la enorme calidad individual de sus atacantes, lo hace siempre peligroso. Siguen cometiendo errores individuales que les cuestan partidos y atacan mejor que defienden, aunque han mejorado. Por este motivo, lo mejor del técnico madrileño ha sido su insistencia en las labores defensivas, porque era donde más fallaban.

Con dos finales en quince días, tanto técnicos como jugadores seguro que van a regular mucho sus esfuerzos en la competición liguera. No van a regalar nada, pero sí van a priorizar y valorar lo que para ellos es más importante en estos momentos. Ahí va a estar su talón de Aquiles el próximo sábado y el Sporting tendrá que saber aprovecharlo. Buen ritmo e intensidad en el juego pueden ser la clave, pues ellos vendrán con la idea de desgastarse lo menos posible. Si no es así, la calidad «colchonera» puede decidir en cualquier momento.

Tienen un modelo de juego basado en un 1-4-4-2, con la posibilidad de introducir un media punta para jugar entre líneas y ayudar al medio campo. Sus principios de juego están basados en mucho orden defensivo y mucho trabajo de repliegue y contraataque para aprovechar la velocidad y calidad de la gente de arriba. No es un equipo de largas transiciones, sino más bien explosivo.

En la portería, De Gea ha pasado por delante de Asenjo rindiendo a gran nivel. Los laterales serán para Varela, Ujfalusi o Antonio López, dejando el centro de la defensa a Juanito, Pablo, Perea o el canterano Domínguez, que ha sido la revelación de la temporada. En el doble pivote van a tener gente con mucho oficio y músculo, como Assunçao y Raúl García, a los que podrán acompañar otros de más calidad, como Tiago o Camacho. En las bandas predomina la velocidad y calidad de Simão y Reyes, dejando la media punta para un gran jugador como es Jurado. Arriba tienen a la pareja diabólica, formada por Agüero y Forlán, dejando a Ibrahima y Salvio para los recambios.

Posiblemente las rotaciones y descansos motivarán que algunos de los jugadores importantes no tengan minutos el sábado, aunque cuidado con los que salgan porque querrán aprovechar los minutos. El mejor regalo que el equipo puede dar a su afición es que puedan ir a Santander a comer y a pasar el día, con la tranquilidad de los deberes bien hechos.