Madrid, Roberto MORALES

El Madrid se hizo de rogar. Tardó mucho en resolver ante un Athletic que se quedó con diez en el minuto 20. Una chilena de Ramos y el rechace, que se le escapó a Cristiano Ronaldo, precedieron la jugada que marcó el partido. El disparo de Higuaín lo rechazó con la mano Amorebieta, girado sin ver la trayectoria del esférico. El asturiano Muñiz Fernández no dudó. Penalti y expulsión y Cristiano inauguró la cuenta local.

Buscaban los jugadores del Madrid en la celebración buenas noticias de sus compañeros desde el banquillo. No las había. Mucho menos instantes después con el gol de Bojan, después de que el primer gol del Barcelona en Sevilla ya hubiese caído como una losa sobre el campo madridista. La desconexión total blanca llegaba y el Athletic lo aprovechó. Avisó Koikili, con un disparo que sacó con las piernas Casillas.

Y tras una exhibición de paradas de Iraizoz, a una falta de Cristiano, un derechazo seco de Higuaín, disparo colocado de Gago y otro de Granero, Yeste se aprovechó de la pasividad de la defensa, para marcharse de Gago, Marcelo y Ramos sin recibir una entrada y soltar un zurdazo que vio pasar Casillas.

En la reanudación, Pellegrini recurrió a Kaká. Demostró personalidad el chileno con la suplencia del brasileño, pero cuando el aspecto mental fallaba tiró de él. Entró por Gago. No cambió nada. El juego seguía dependiendo de la inspiración de Guti, en el que se perfiló como último encuentro en el Bernabeu de un genio incomprendido, con el Galatasaray turco como su próximo destino.

Comenzaba el asedio el Madrid a la portería del Athletic con más corazón que cabeza. Un testarazo de Cristiano, remate alto de Kaká y un derechazo que tocó el larguero de Granero, mostraban el espíritu a seguir. No entregarían en bandeja la Liga al Barcelona.

Se mermaban las fuerzas del Athletic, que lanzaba tímidos contraataques. En uno Yeste hizo intervenir a Casillas. Pero todo pasaba en el otro área. Iraizoz no daba a basto. Cristiano no lograba superarle, Marcelo cabeceaba al lateral de la red e Higuaín no encontraba puerta en sus acciones.

El fútbol es un estado de ánimo. Los dos goles del Sevilla cambiaron el ambiente de la grada y el equipo blanco se contagió. Con el Bernabeu encendido, Higuaín sacó petróleo de una jugada de rechaces en el minuto 73. Seis después la raza de Sergio Ramos encontraba el premio del gol, en una jugada individual, que remató a la red con un potente remate. El trabajo estaba hecho. Pendientes de Nervión, hubo tiempo para marcar diferencias. Benzema y Marcelo cerraron el festival goleador.