Antonio LORCA

El primer título de la decada para el Atlético de Madrid llegó, como es habitual en este equipo, de forma agónica. A cinco minutos del final de la prórroga, cuando en el horizonte ya se atisbaba la tanda de penaltis y con los jugadores de ambos equipos desfondados, llegó el héroe de la noche: Diego Forlán. El uruguayo marcó los dos goles del equipo colchonero y fue, sin duda, el mejor jugador del encuentro. Corrió durante los 120 minutos que duró el partido, desbordó a la defensa inglesa y, sobre todo, no perdió la fe en ningún momento.

La primera parte del encuentro fue del Atlético de Madrid. Dominaron, tocaron y se mostraron muy superiores al rival. El Kun Agüero desbordaba a los defensas cada vez que los encaraba y el partido parecía que se resolvería con facilidad. Imposible si el que juega es el Atlético. El primer gol llegó en el minuto 31 del primer tiempo. Simao se la da alta a Agüero que baja el balón con la cabeza, intenta disparar pero el balón le llega a Forlán, que remata a gol.

Cuando parecía que se encarrilaba el encuentro a favor del equipo español, a los 6 minutos de que se adelantaran en el marcador, la defensa colchonera se dormía y, tras una buena jugada de Zamora, el balón se paseaba por delante de la portería de De Gea hasta llegar a Davies, que remataba a gol poniendo el empate en el marcador. Mantuvieron la compostura los de Quique Sánchez Flores después del empate. Pero todo cambió en el segundo tiempo. Como en sus peores momentos, el Atlético se mostró inseguro en defensa. López y Perea parecían más peligrosos para los intereses de su equipo que los propios delanteros ingleses. Además, Agüero pegó un bajón físico y no entró en juego tanto como en el primer tiempo. El único que luchaba como si fuera el último partido de su vida era Forlán, que presionaba y perseguía todos los balones, tirando de casta y de coraje.

La única mejoría la notó el equipo madrileño cuando Jurado sustituyó a Simao en el minuto 67 y le dio algo más de peligro y velocidad al ataque del Atlético. Aún así, todo hacía presagiar que se llegaría a la prórroga, como finalmente sucedió.

Y no pintaban bien las cosas en el tiempo de descuento. Los ingleses parecían en mejor estado físico y cada vez que la defensa del Atlético de Madrid tocaba el balón se mascaba la tragedia. Así transcurrió la primera mitad de la prórroga.

Y así parecía que iba a continuar la segunda. Más cansados los ingleses, los dos equipos parecían dejar todo a la suerte de los penaltis. Entonces llegó Forlán que remató como pudo un pase de Agüero, que con sus últimas energías desbordó por la banda para poner en bandeja el segundo título europeo en las vitrinas del equipo de la ribera del Manzanares. Enloquecieron los 12.000 aficionados atléticos que se desplazaron a Hamburgo en 41 aviones. Hasta el Príncipe Felipe saltó, ataviado con una bufanda colchonero junto al Ministro de Industria, Miguel Sebastián, que también se desplazó hasta la ciudad alemana para ver ganar al Atlético de Madrid, que en la noche de ayer se quitó el sambenito de Pupas.