Una de las ventajas de llegar a la última jornada de Liga con el deberes hechos y el objetivo cumplido, es que te puedes ir de tapas en la antevíspera de una jornada vital para muchos de tus compañeros de curso. No hubo excesos y sí muy buen ambiente en un acto que resultó de obligado cumplimiento para futbolistas y técnicos en correspondencia con uno de los patrocinadores del club. La expresión de los futbolistas del Sporting se la relajado notablemente tras los resultados del pasado fin de semana. Sus caras se han llenado de sonrisas y las bromas son la tónica común en el vestuario. Más incluso que durante el resto de la temporada.

Los futbolistas comparecieron en el recinto ferial Luis Adaro en torno a la una de la tarde, poco después de concluir el entrenamiento en Mareo. A esa hora, apenas unos pocos feligreses hincaban el diente en las pequeñas delicias de poco más de un bocado que ofrecían los distintos puestos presenten en la IV edición del certamen «Gijón de tapas». La llegada de los futbolistas en seguida lo revolucionó todo. Primero tímidamente y después de forma más directa, el público fue abordando a sus ídolos que se mostraron siempre dispuestos a hacerse fotos y firmar autógrafos entre bocado y bocado. Mientras, los hosteleros intentaban atraerlos hacia sus puestos para darse el gusto de invitarlos a la delicia que habían elaborado ex proceso para esta cita gastronómica.

Los jugadores del Sporting volvieron a dar muestras de su cercanía hacia los aficionados. Casi todos acudieron a la cita y los que no lo hicieron tendrán que pagar una multa de régimen interno.

El final de temporada también deja algún rostro cruzado por la preocupación. Son los de aquellos a los que aguarda un futuro incierto que, en muchos casos, estará fuera del Sporting. Para ellos, más allá de la lógica preocupación profesional, cada nuevo día destila el aroma de la despedida. Un bocado amargo.