Son las seis y media de la mañana y cientos de oviedistas se agolpan en la explanada del Carlos Tartiere. Llueve a cántaros, hace frío, pero nada es impedimento para que las gargantas de los fieles aficionados empiecen a entonar cánticos de apoyo a los azules. «Jamás, jamás, te abandonará nuestra hinchada, en las buenas y en las malas, te dejaré de animar...». Después de recaudar los cinco euros que debían los peñistas al haber adquirido las entradas a 20 euros, precio que se había fijado en un principio, pasadas las siete y media los 13 autobuses de la Asociación de Peñas Azules del Real Oviedo, APARO, iniciaron su ruta hacia Pontevedra.

No importa no haber dormido apenas ni las casi cinco horas que quedan hasta llegar al destino; su pasión por los colores puede con todo. «Yo soy un yonqui del oviedismo», comenta George García mientras anima a sus compañeros de viaje a que le acompañen en sus cánticos. Rapea, coge el micrófono, cuenta chistes, todo vale para captar la atención de sus compañeros, que le corean «presidente, presidente», a lo que él responde golpeándose el corazón con el puño.

«Lo del oviedismo es increíble, la gente estuvo más de doce horas en las taquillas para conseguir entradas», comenta Álvaro Martínez, quien a pesar de tener sólo 18 años ya ha acompañado el equipo en otras fases de ascenso, como la del año pasado en Mallorca o hace cuatro años en Ávila. «Yo ya había cogido entradas con la APARO, pero fui el jueves a las doce de la noche a hacer cola porque quería una entrada para mi abuelo, que lleva 73 años de socio del Oviedo y está un poco malo, así que quizá sea la última oportunidad de ver al equipo en una fase de ascenso», prosigue Álvaro.

La primera parte del trayecto hasta la parada se hace larga, y los aficionados deciden hacer una porra sobre el resultado. Dani Álvarez apuesta por el 1-2, lo mismo que Álex Gavira e Isidro González, en tanto Álvaro Martínez y Óscar Blanco se inclinan por el 1-3. El más optimista, Hugo Uría, que apuesta por un 0-3, con goles de Curro por partida doble y Perona. Para Jonathan Fernández y George García, el resultado será 0- 2. Nadie acertó.

Tras estirar las piernas y descansar media hora en Guitiriz (Lugo) la afición retoma el camino. Pontevedra está cerca y el nerviosismo y las ansias de ver al equipo comienzan a hacer mella. Los cánticos se multiplican. «Oviedo, yo te quiero, un sentimiento, no lo puedo parar...».

A la una del mediodía la expedición llega a su destino. Antes de llegar a la zona antigua de Pontevedra toca una parada en Pasarón para ver el estadio. «Nada que ver con el Tartiere», comentan varios hinchas oviedistas. Las calles de Pontevedra se tiñen del azul de las camisetas, las bufandas y las banderas. Hoy juega el Oviedo y nadie se lo quiere perder. El madrugón mereció la pena.