Entrago (Teverga),

Nacho AZPARREN

Era la etapa reina de la temporada. Con los deberes futbolísticos hechos, los jugadores de la primera plantilla rojiblanca se embarcaron ayer en un nuevo reto: la travesía por la Senda del Oso, en Teverga. Los que pensaban que se trataba de un simple paseo al estilo «Verano Azul» por la naturaleza asturiana se equivocaban. Lorenzo del Pozo, fisioterapeuta del club y triatleta en sus ratos libres, se encargó de dejarlo claro desde el principio.

El ritmo endemoniado que imprimió del Pozo en los primeros kilómetros de carrera provocó los primeros problemas. El grupo de 26 corredores pronto comenzó a fragmentarse.

Sólo unos combativos Cuéllar, Matabuena, Diego Castro y Gregory, con José Ángel haciendo la goma, conseguían seguirle de cerca. No se alcanzaba el kilómetro dos de carrera cuando la diferencia con el pelotón superaba los dos minutos. Por detrás, corredores de la talla de Luis Morán, Maldonado, Lora o De las Cuevas (sirva de excusa sus problemas físicos del domingo) empezaban a perder comba conscientes de que no era un terreno favorable a sus características. Gerardo Ruiz, preparador físico, hacías las veces de coche escoba (en bicicleta, eso sí) en las últimas posiciones de la travesía.

La etapa, con salida en Tuñón y llegada en Entrego -en el concejo de Teverga- se corrió a un ritmo notable. Ni siquiera el viento, que provocó algunos abanicos, consiguió frenar el ritmo de los más atrevidos. Los 20 kilómetros de carrera se hicieron demasiado largos para algunos.

Isidro Fernández, entrenador de porteros, fue el primero en echar pie a tierra en el kilómetro diez de carrera. Unos cinco kilómetros más tarde, sería Manuel Preciado el que sustituyera la bicicleta por la furgoneta como medio de locomoción para la parte final del trayecto. A su llegada, el técnico adujo algunos problemas técnicos en su bicicleta como excusa, explicación que no convenció a ninguno de los presentes.