Gijón, Nacho AZPARREN

No es un fichaje argentino al uso. Los traspasos desde el fútbol criollo suelen tener un perfil similar: imberbes talentos que apenas alcanzan la mayoría de edad y deciden cruzar el charco buscando fortuna en el deporte rey. En muchos casos, los problemas de adaptación a una nueva vida en Europa lastran su rendimiento deportivo. Son muchos los que han vuelto a su Argentina natal, pero el mercadeo futbolística siempre está exigiendo caras nuevas.

No es el caso de Gastón Sangoy, el primer fichaje del Sporting para la próxima temporada. Su documento de identidad dice que es argentino, pero su perfil es distinto al antes mencionado. Su paso por Holanda, Perú, Colombia, Israel o Chipre, a sus 25 años, le han forjado un carácter de aventurero, abierto a las nuevas experiencias.

«Al salir tan joven de Argentina me he acostumbrado a vivir sólo, sin la familia», reflexiona Sangoy mientras se recrea con la vista de Cimadevilla repleta de gente. Pero no toda la experiencia es positiva. También ha pasado momentos duros. «Lo más difícil fue mi estancia en Amsterdam para jugar en el Ajax. Llegué demasiado joven, con 18 años, no hablaba inglés y hacía demasiado frío. Tardé unos cinco meses en adaptarme», recuerda.

Tras sus pasos por Israel y Chipre en los últimos años, Gastón Sangoy recibió la llamada que tanto tiempo había esperado. «Siempre he admirado la Liga española, para mí es un sueño poder disputar esta competición. Cuando me informaron del interés del Sporting no me lo podía creer, desde entonces estoy en una nube», asegura.

Ahora con el sueño cumplido, Sangoy disfruta de sus primeras horas en la ciudad con un clima espectacular. Los nubarrones de la primera quincena de mayo han dejado paso a un sol espléndido, pero el argentino está advertido. «Todos los compañeros me han dicho lo mismo, que no me confíe, que este sol no es normal y que esté preparado para la lluvia», asegura el futbolista cuando se le pregunta acerca del primer contacto con los jugadores del Sporting. Si su presentación a los compañeros le deja buenas vibraciones, mejor aún le fue con su futuro entrenador, Manuel Preciado. «Lo primero que hizo al verme fue bromear. Me dijo: "ahí viene un boludo"», relata entre risas; «me han hablado maravillas de él, espero aprender mucho en estos cuatro años». Echando un vistazo a sus primeras horas en el Sporting, hay algo de obligatoria referencia: la afición. En su presentación, 300 seguidores acudieron a recibirle con los brazos abiertos, toda una muestra de cariño para el argentino: «No esperaba tanta gente en mi presentación, fue espectacular. Al segundo día de estar aquí ya me siento como en casa». Y hace un ejercicio de modestia para explicar esta inusitada expectación: «No soy muy conocido en el mundo del fútbol, supongo que los aficionados habrán visto videos míos por internet».

La llegada de Sangoy a Gijón hará que se recupere el sabor argentino en el vestuario sportinguista. Una nacionalidad, que en contacto con el Sporting, siempre hace recordar un nombre: el de Enzo Ferrero «Lo que hizo Enzo aquí fue bárbaro. Los jugadores argentinos siempre jugamos con el corazón y yo no seré la excepción». Por último, Sangoy confiesa quién es el ídolo de su infancia: «Siempre me encantó Batistuta. Cómo le pegaba y cómo se movía». Con que este trotamundos del fútbol se parezca un poco al crack argentino, el Sporting estará de enhorabuena.