Gijón, Nacho AZPARREN

Su situación es la más incómoda de todos los jugadores de la plantilla rojiblanca. Con contrato en vigor en el club hasta junio de 2011 y con la satisfacción de haber cumplido una campaña extraordinaria coronada con 10 tantos, Diego Castro no encara un verano todo lo tranquilo que cabría esperar. La posibilidad de que el verano próximo finalice contrato da pánico en el seno del club que ya ha tomado una decisión: o prolonga su compromiso o será traspasado este mismo verano. Y en esta tesitura se encuentra el jugador, que sabe que puede estar ante el último gran contrato de su carrera y que prefiere no precipitarse antes de tomar ningún tipo de decisión. La pelota está en el tejado del Sporting. «Mi futuro está en este momento en manos del Sporting. No decido yo, hay que valorar todas las opciones con ellos», explicó en una entrevista a la agencia EFE.

El interés de equipos de zonas nobles de la tabla como Getafe y Valencia o de clubes extranjeros como el Benfica no ha pasado de simples contactos, sin que en ningún caso el jugador haya empezado a negociar ni a presionar al Sporting con este extremo. «El club tiene que valorar unas cosas y el jugador muchas otras. Tenemos que llegar a un acuerdo en algún momento porque, si no, tendrían que valorar una posible marcha del jugador», aseveró el pontevedrés en referencia al distanciamiento de posturas con el Sporting. La idea del jugador es clara. Con un año de contrato en vigor sólo aceptaría un traspaso en el caso de que la oferta fuera lo suficientemente jugosa. En el caso de que ninguna de las ofertas recibidas por el Sporting le convenciera, no tendría reparos en finalizar el año restante en Gijón y negociar su futuro con calma de cara a la próxima campaña. Como explicó el propio Diego Castro, ahora el Sporting debe decidir.