El Inter de Milán se proclamó ayer nuevo rey de la Liga de Campeones, 45 años después de haberse coronado campeón de la antigua Copa de Europa ante el Benfica, tras derrotar por 0-2 al Bayern de Múnich, incapaz de frenar la inspirada noche de Diego Milito, autor de los dos tantos que dieron el título a los de Jose Mourinho.

El ex jugador del Real Zaragoza fue demoledor ante Butt. Como los grandes delanteros, no perdonó las dos ocasiones que tuvo, la primera en una jugada sacada de la nada, y la segunda, en una magistral maniobra y un toque excelente. El argentino vivió su noche de gloria y devolvió la gloria perdida a un club 'grande' que hacía tiempo que no saboreaba lo que era levantar ni pelear por la 'Orejona'. Desde 1972 no jugaba una final y desde entonces vivía a la sombra del vecino Milan pese a sus inversiones millonarias.

El Bayern no pudo oponer su estilo a la rocosidad y fútbol directo del Inter. Sólo Arjen Robben fue capaz de poner en jaque en algunos momentos a la defensa 'neroazzurra', pero no bastó para derribar el 'muro' italiano. Quizás si el joven Thomas Muller hubiese acertado al inicio de la segunda mitad, el panorama podría haber cambiado, pero el conjunto bávaro no tuvo fluidez en la creación y atrás fue víctima de Milito.

Pese al ritmo altísimo con el que empezó la final, el Bayern se encargó de frenarlo, conservando el balón, fiel a su estilo. Los de Van Gaal intentaban mediante la paciencia superar el entramado defensivo, donde los 'neroazzurri' se hacían fuertes. Únicamente, cuando Robben entraba en contacto con el esférico, sufrían los de Jose Mourinho.

El Inter, por su parte, era más fiel a su juego más directo hacia la portería rival, buscando a Diego Milito y la incorporación desde atrás de Sneijder, Eto'o y Pandev. El centrocampista holandés probó los reflejos de Butt en una falta lejana, mientras que el equipo bávaro le faltaba culminar con más acierto en los metros finales.

Las ocasiones eran contadas y el partido se iba enfriando cuando llegó el gol interista, prácticamente de la nada. Un saque largo de Julio César, dejada de Diego Milito a Sneijder con la cabeza y devolución rápida del ex madridista al argentino, al que Demichelis, ya con una amarilla no pudo ni inquietar. El atacante no falló y empezó a declinar la balanza hacia el bando del campeón de la Serie A.

El Bayern quedó 'tocado' y el Inter dio un paso atrás para esperar a su rival, encomendado a Robben, ahora más rodeado y sin que Lahm le echase una mano, y para 'matar' la final al contragolpe, como pudo hacer Sneijder, en otra combinación con un incansable Milito, todo un quebradero de cabeza para la defensa germana, pero estrelló su remate en el cuerpo de Butt.

Todo pudo cambiar para cada bando nada más reanudarse el partido. Muller se quedó solo ante Julio César, pero eligió definir como Sneijder en lugar de como Milito. La respuesta al acoso inicial del Bayern vino en forma de otra contra rapidísima con Milito volviendo a dar otra asistencia, ahora a Pandev, que se topó con un ágil Butt. La igualada y la sentencia en un espacio de un par de minutos.

El campeón de la Bundesliga intentaba encontrar más argumentos para atacar al Inter, pero salvo Altintop, nadie más aportaba junto a un Robben incansable en el uno contra uno ni en sus diagonales, hubiese los rivales por delante que hubiese y al que Julio César evitó el gol de la noche. El conjunto italiano empezaba a parecerse al del Camp Nou, pero con más afán por atacar y Van Gaal viendo la situación metió a Miroslav Klose para tener una solución más al jeroglifico planteado por Mourinho.

Sin embargo, el Inter hizo valer a Diego Milito. El argentino, impresionante toda la noche, dejó 'sentado' a Van Buyten y volvió a enseñar al resto como definir. El Bayern no tuvo ya fuerzas y la espera 'neroazzurra', de 45 años, llegó a su final en Madrid, en el Santiago Bernabéu, donde Juanito les advirtió una vez que '90 minuti son molto lungo'.