Oviedo, E. CASERO

«Ahora no estoy para decir si seguiré». Así se expresó al término del partido de ayer el presidente del Oviedo, Dámaso Bances, quien, aunque ni confirma ni desmiente, parece que abandonará su cargo en próximas fechas, cansado ya de dar la cara por el máximo accionista con cuyas decisiones cada vez comulga menos.

Bastante alicaído por la derrota que apea al Oviedo de la lucha por el ascenso, el dirigente azul dejó un mensaje que puede sonar a despedida. «El Oviedo, ya sea con este consejo o con otro, saldrá adelante porque la afición es su mayor patrimonio y seguirá siempre animando al equipo», comentó.

Sobre la eliminación de los azules, Bances no tuvo nada que objetar, ya que, en su opinión, el Pontevedra fue el claro dominador de los dos encuentros.

«Hemos perdido merecidamente», dijo antes de añadir que «somos deportistas y ellos son dignos vencedores, merecen pasar porque nosotros no hemos jugado bien y por eso perdimos». A pesar del revés que supone la eliminación, el presidente azul destacó que hay que estar contentos por los logros del equipo esta campaña.

«Al principio de la temporada no pensábamos que se iba a llegar donde lo hemos hecho, alcanzamos el objetivo que nos marcamos, que era luchar por el ascenso y en esta primera eliminatoria nos encontramos con un rival que venía de una trayectoria emergente, clasificándose para la fase de ascenso en el último partido de Liga regular y eso, como se ha visto, es muy peligroso, pero está claro que nos han superado y sólo nos queda felicitarlos por pasar a la siguiente ronda».

La derrota del equipo no sólo afectó al presidente oviedista, ya que su esposa sufrió un ataque de nervios en su domicilio, no sólo por lo sucedido sobre el campo sino también por los incidentes que hubo tras el partido.