Oviedo, Álvaro FAES

Salió el Universidad optimista en la matinal de San Gregorio porque el 1-1 de Azuqueca era un buen resultado. Pero la aventura de la fase de ascenso seguirá sin el equipo de Pulgar y sí con un cuadro alcarreño serio y efectivo para el que ya era un triunfo verse en una lucha que nunca soñaron cuando partieron con el objetivo de la permanencia. En silencio, los futbolistas del Universidad dejaron el campo rotos, con una sensación rara, como de no haber estado nunca metidos en el partido.

Les pudo devolver a la vida Juan Sánchez cuando cabeceó alto y con todo a favor en el minuto 69. O Jon Carrera, si su disparo al poste, ya al final, hubiera buscado la red unos centímetros más a la derecha. Pero eran soluciones de emergencia para un equipo que se dejó el dni en casa, que estuvo lento en la creación y extrañamente nervioso y descoordinado muchas veces atrás.

El Uni mandó de inicio pero sólo hasta que los alcarreños decidieron que las ocasiones debían estar de su lado. Pidieron con vehemencia un penalti de Chema a Javi Robledo, luego el portero sacó un par de balones peligrosos y a la tercera llegó el gol, en un balón cruzado al área que recogió y embocó Cristian Seubert. Éxtasis entre los más de 200 seguidores rojinegros.

Pulgar empezó a mover a su gente de sitio. Ramón no encontraba su hueco en el centro del campo y el entrenador quiso llevar a Jaime a la sala de máquinas. Luego inició con Borja Carril un juego de intercambio de posiciones, pero la vida seguía igual en San Gregorio. Incluso Quinos sacó un balón bajo los palos cuando el Uni quería seguir viviendo en la fase de ascenso.

Se le iba la vida al equipo de San Gregorio y el técnico decidió apostar. Creyó en la calidad de Jon Carrera para sacarle del atolladero, lo mantuvo en el césped y sacrificó a Ramón y Jaime, para buscar oxígeno en las bandas con Viña y Pablo.

Y a punto estuvo de acertar. Recibió Carrera de espaldas, controló orientado y soltó un latigazo que no quiso ser gol y prefirió el golpe violento contra el poste. Ahí se acabó el Universidad porque antes Juan Sánchez la había mandado muy arriba con la cabeza, toda la portería para él, después de un gran envío de Jaime.

A la traca final se le mojó la mecha y todo quedó en un par de córneres y una serie de balones fáciles para los centrales. Pitó el cántabro Cerezo Parfenof y la fiesta y el drama se construyeron en el césped a muy pocos metros de distancia. Triste y precipitado final de curso para el Uni.

«Están muy mal, tengo que apoyarles», dijo Pulgar al final del partido. «El vestuario está hundido». Señaló a los errores puntuales para explicar la eliminación después de «dos partidos muy igualados. Intentamos hacer cosas pero estábamos un poco perdidos y su gol nos hizo daño. En estos enfrentamientos el que menos falla es el que pasa».