Lugo de Llanera,

Mario D. BRAÑA

Luis Menéndez vive por y para el deporte, que no del deporte. Su sustento vital son las clases de Matemáticas en el Colegio École. Su pasión, las sesiones de entrenamiento con los alumnos que se dedican al atletismo. Luis Menéndez García (Lugones, 8-2-61) siempre ha estado relacionado con el deporte y en los últimos doce años ha convertido a su centro educativo en una referencia imprescindible del atletismo de base.

Luis Menéndez tocó de pequeño casi todos los palos. En el instituto hizo atletismo y jugó al balonmano y al hockey sobre patines, deporte en el que hizo carrera hasta los 25 años como portero. «Era bastante bueno», explica, apoyándose en su trayectoria con el Club Patín Lugones, con el que llegó a jugar en Segunda Nacional. Pasó página deportiva al volver de la mili. El fútbol sala se convirtió en su refugio como practicante, pero su vida se centró en el Colegio École.

Sus quince primeros años en la docencia fueron de locura. Además de entrenar en atletismo, coordinaba a los equipos de baloncesto. Con bastante éxito, por cierto: «En ese tiempo conseguimos más de veinte campeonatos de Asturias y en mi última temporada teníamos 16 equipos. Habré tenido cuatrocientos y pico alumnos». Entre ellos, alguno tan renombrado como Saúl Blanco, el jugador asturiano que ha llegado más alto en la ACB.

«Como muchos otros, Saúl doblaba con el atletismo», explica Menéndez. «Y era muy bueno también. Fue campeón de Asturias de 80 metros lisos y de lanzamiento de peso». Siempre con el apoyo de la dirección del colegio: «Entienden que el deporte es una parte fundamental en la formación de los críos, por los valores que aporta. Además coincide que los buenos deportistas suelen ser los mejores estudiantes».

Luis Menéndez vivió esa época con una gran intensidad, hasta tal punto de que tuvo que soltar lastre: «Aquello llegó a ser un monstruo que no podía controlar. Tengo que agradecer a mi mujer, María Jesús, todo lo que aguantó en aquella época, aunque ella entiende que es el hobby que tengo». Se alejó del baloncesto, además, dejando las espaldas bien cubiertas: «Tenía sucesores. Estoy orgulloso que seis o siete de aquellos entrenadores estén ahora en el Oviedo».

En los últimos doce años, Luis Menéndez se ha ganado un merecido prestigio como técnico de atletismo: «De chaval había sido lanzador de disco. Había procurado estar al tanto e hice el curso de entrenador de primer nivel, con compañeros como los hermanos Hidalgo o María José Coto». A ese bagaje añadió unas instalaciones como pocas hay en Asturias. «En ese sentido soy un privilegiado porque el colegio tiene un pequeño módulo de atletismo, un pabellón enorme y una finca de 50.000 metros cuadrados. Y, además, estamos cerca de las instalaciones de referencia».

Sobre los objetivos, Menéndez lo tiene claro: «Mi política es la del colegio: se entrena para competir lo mejor posible, dentro de las condiciones de cada chaval. Nunca discriminamos. Se ve claramente en las clasificaciones. Los primeros suelen ser del École y los últimos, también. Eso crea un ambiente tan especial que la mayoría de los chavales hacen sus mejores marcas cuando compiten por equipos».

Después de tantos años, Luis puede establecer comparaciones: «Ahora es más difícil hacer entrenamientos de calidad porque la predisposición de los chavales es peor que antes, cuando el deporte era casi el único ocio. Y, sobre todo, son menos competitivos por el miedo al fracaso». Ha tenido algún momento de debilidad, o disgustos como el de 2002, cuando perdió el campeonato de España por medio punto, pero básicamente el deporte le ha dado satisfacciones. «Hace poco abrimos un blog en internet y colgaron mensajes de agradecimiento de chavales a los que hace quince años que no veo».