Oviedo, E. C.

El domingo no fue un buen día para el oviedista Pelayo, que tuvo que pasar la noche en un centro hospitalario.

El canterano, uno de los más visiblemente afectados porque el equipo se vio apeado de la lucha por el ascenso tras perder ante el Pontevedra, acudió por la noche a Urgencias a causa de una deshidratación y permaneció ingresado hasta la mañana de ayer, que recibió el alta al ver los médicos que sus analíticas revelaban que ya se encontraba en buen estado.

«Me encuentro ya mejor, por lo menos de salud porque la derrota todavía duele», comentó Pelayo ayer al mediodía, «fue una deshidratación, me pusieron suero y me tuvieron por la noche ingresado más que nada por precaución, pero por la mañana ya vieron que estaba perfectamente y me dijeron que podía irme a casa».

El jugador ya abandonó el domingo el Carlos Tartiere indispuesto. Tras el partido vomitó varias veces y, aunque los servicios médicos del club le pusieron una inyección para cortarlos, cuando llegó a su casa volvió a vomitar y acudió a Urgencias. El problema de Pelayo, según comentó el fisioterapeuta del Oviedo, Manuel Barreto, «es que no bebe mucho porque no le sienta bien, y tras el partido, con la tensión, el calor que hizo y el esfuerzo y que apenas ingirió líquidos pues se sintió mal. Le pasó lo mismo tras el partido de Pontevedra, también vomitó pero como tuvo que hacer el control antidopping pues bebió líquidos y no fue a más».

Su compañero el centro del campo, Curro, comentó que durante el partido estuvo pendiente de Pelayo y ya le notó algo nervioso. «Intenté darle ánimos y hablé con él durante varios momentos del partido porque se le veía con muchas ganas, y quizá eso le pasó factura al final», dijo el extremeño, para quien Pelayo «fue uno de los que mejor estuvo durante el partido».