Ex jugador del Sporting y del Oviedo

Hay muy pocos futbolistas que, teniendo tan buenas condiciones, se hayan encontrado tantos obstáculos para triunfar. Con sólo 16 años, Jairo Álvarez Gutiérrez (21-03-1986, Avilés) era la mayor promesa del fútbol español e, incluso, llegó a debutar en Segunda División con el Oviedo. Todo se torció en los campos que la Federación Asturiana tiene en Roces, en una aciaga tarde en que su rodilla se rompió. Ahí empezó un calvario de lesiones y dificultades que, tal vez, haya llegado a su final. Jairo ha dado un giro a su vida. Se ha puesto en manos de dos históricos como Jiménez y Joaquín, representantes a los que ha encargado buscarle equipo.

-¿Cuál es su situación?

-He terminado el contrato con el Deportivo de La Coruña y soy un jugador libre. Estoy esperando a ver qué mueve Jiménez, mi agente, y a ver qué equipo puede salir. Estoy mejor que cuando estuve con el Sporting en Segunda. Me encuentro más hombre, más hecho, con más experiencia...

-¿Está contento por salir de La Coruña o decepcionado por el tiempo perdido?

-Las dos cosas. Estoy contento porque tenía muchas ganas de que concluyese la mala experiencia que tuve en La Coruña. Me ha pasado algo que nunca entenderé. Hay que pasar página y empezar otra etapa. También estoy desilusionado por no haber tenido una oportunidad y porque me voy del Deportivo sin que me conozcan como jugador. No entiendo por qué me ficharon. Lotina nunca tuvo ojos para mí y no tuvo ni la curiosidad de ver cómo venía un futbolista que había hecho un buen año en el Sporting.

-¿Cómo vivió este año?

-Tenía contrato del primer equipo y Lotina decidió dejarme sin ficha. Ya ni me dejaron entrenar con ellos y estuve trabajando con el filial, pero sin poder jugar. Tengo una ilusión tremenda por demostrar que ahora soy mejor jugador que antes. Tengo la misma ilusión que aquel jugador que debutó en el Oviedo con 16 años o del que jugó con el Sporting en Gijón.

-Pocos futbolistas se habrán topado con más obstáculos.

-Más obstáculos no puedo tener. Lo bueno de esta situación es que no creo que vaya a peor. Me siento muy orgulloso de superar obstáculos y tengo claro que para triunfar voy a tener que trabajar el doble que cualquier otro jugador. Estoy convencido de que el fútbol me debe algo y me lo va a dar.

-¿Fueron más duras las lesiones o la incomprensión?

-El último año, sin duda. Las lesiones son algo a lo que estamos expuestos todos los futbolistas. Saber que vienes de jugar 40 partidos como titular en el Lorca, de casi subir a Segunda División y encontrarte que no te dan ni una oportunidad, que te dejan sin ficha, que no te permiten entrenar con tus compañeros y que estás todo el año sin cobrar... Ha sido el peor año de mi vida con diferencia.

-¿Cómo llegó a esa situación?

-Lo primero que quiero dejar claro es que yo nunca quise marcharme del Sporting. El tema del Oviedo condicionó un poco, pero yo no estaba rodeado de gente que miraba por mí y buscaba mi bien. Fui con ilusión porque Lendoiro siempre me quiso. Fue todo un tema con el entrenador.

-Y empezaron las cesiones.

-Sí, el primer año empecé en el filial y terminé en el Alavés. Estoy muy orgulloso de haber ayudado con aquel gol al ascenso del Sporting, aunque hubiera preferido celebrarlo como componente de la plantilla. Luego fui a Lorca y este año estuve sin equipo. Nunca entenderé por qué un fichaje que hacen para tres años no entra nunca ni en una convocatoria. En la pretemporada del primer año me dieron sólo dos partidos ante equipos de Tercera. Ni «Teresa Herrera», ni jugué en Portugal... no me dieron ni amistosos para verme.