Gijón, J. E. CIMA

El gijonés Alex Serrano lleva a sus escasos 15 años-los cumplió el 6 de febrero- una carrera prodigiosa. Tiene una extraordinaria calidad, es organizador y su estructura es corpulenta (1,85 metros de altura). Da buenas asistencias y también es goleador. Para muchos técnicos de Asturias es el futbolista con más proyección de la región y por eso los grandes equipos, entre ellos el Barcelona y el Madrid, siguen los progresos de la perla rojiblanca. Pero su padre, el ex central rojiblanco Mino, no quiere que salga de Gijón ni de su protección, y considera que el Sporting llena ahora todas las aspiraciones del chaval. De hecho, nada más cumplir los 15 años lo pusieron a jugar en los juveniles de Liga Nacional y División de Honor y brilló en la final del Torneo de Barrios. Como premio, hará la pretemporada con el Sporting B.

Este delantero gijonés, aunque nacido en Barcelona en la época en que su padre jugaba en el Mallorca, tiene claro que en la temporada pasada «fue un momento clave cumplir los 15 años, porque entonces ya podía, reglamentariamente, jugar con equipos mayores. Me adapté bien al juvenil de Liga Nacional y al de División de Honor. Mi padre me decía que igual tenía problemas de adaptación por verme con chavales de 19 años, pero me defendí bien».

Le falta firmar el primer contrato con el Sporting -hasta cadete, los futbolistas son libres- un club que Alex define como «mi segunda casa, porque cuando llego allí todo son buenos cuidados, como los de mis padres. Así me entreno con más motivación. Es un halago que los técnicos me valoren por la calidad y que apuesten por mi futuro. Como también que Javi Vidales piense en llevarme a hacer la pretemporada con el filial, porque nos van a ver en muchos partidos».

Cuando se le habla del seguimiento que le hacen equipos poderosos interesados en ficharlo, Alex matiza: «Estoy contento aquí y no pienso moverme. Estaba ilusionado jugando en cadetes, que no era mi categoría, y luego pasé a hacerlo con equipos de juveniles y me encontré bien. Sé que alguna gente habló con mi padre, pero él prefiere tenerme en el Sporting y seguir mi evolución de cerca. No tengo muchas ganas de marcharme. Mi padre será quien decida más adelante».

Aquel niño de técnica exquisita que jugaba en el Roces, en el Quinta San Eutiquio o recientemente en los equipos inferiores del Sporting ha experimentado un notable cambio. Alex Serrano reconoce que mejoró «mucho al adquirir más fuerza, coger experiencia y, sobre todo, en el remate de cabeza, dada mi altura; porque lo hacía mal, no como mi padre». Precisamente su ídolo era antes Ronaldinho y ahora «Ibrahimovic. Me gustaba ya antes de venir al Barça. No fue buena campaña, pero aún marcó 20 goles y dio 15 asistencias. A un grande se le puede perdonar una mala campaña», asevera.