<gustavo bueno>

Oviedo, Javier NEIRA

«Cuando vi el incremento que cogía lo del pulpo "Paul", que pasaba de castaño a oscuro, que la gente empezaba a creérselo, pensé que estábamos en pleno salvajismo», afirmó ayer el filósofo asturiano Gustavo Bueno, que en su libro «El animal divino», publicado hace veinticinco años, sostiene que la fase primaria de las religiones consiste en la relación de los hombres con los animales.

Bueno considera que «lo del pulpo es un ejemplo ciertamente de la fase primaria de la religión aunque inicialmente no lo asocié con "El animal divino". Sí sentí desprecio por los que utilizaban esa broma en plan propagandístico».

El filósofo señala que «las primeras noticias las tuve hace unos diez días, me pareció una bobada más, un relleno de los medios de comunicación. Pero me sorprendió el incremento que fue cogiendo hasta que no se sabe ya si la gente lo toma a broma, como un pretexto para reírse o como un factor favorable porque está en juego el destino de manera que sería una refluencia del estado semisalvaje de nuestra sociedad producida por la democracia donde todas las opiniones son respetables».

Gustavo Bueno comenta asimismo que ha oído muchas expresiones y leído páginas enteras «sobre el asunto y todo es esperpéntico. Dicen que hay un pulpo gallego que tiene la verdadera clave de este asunto que ha adquirido componentes místicos ridículos».

El filósofo destaca que «nadie ha dicho, por ejemplo, que el color rojo de la urna atrae al pulpo o ha apuntado algún signo de racionalización. No, lo ven como un númen que revela un destino, el de la Copa del Mundo de fútbol, y que indica a toda la humanidad dónde está la victoria. No cabe pensar en algo más estrafalario».

Bueno cree que «Paul» es «una serpiente de verano, un pulpo de verano que recibe un tratamiento indigno. Da vergüenza ajena, con qué gente se juega uno los cuartos. Pasó en seguida de castaño a oscuro y ya no es una broma, quien crea en las predicciones de "Paul" vive en el salvajismo. Quizá les funciona a algunos, en Galicia dicen que ahora están vendiendo más pulpo».

Es más, «escuché a un científico», añade Bueno, «afirmar que el pulpo tiene un avanzado sistema neurológico, que es uno de los animales más inteligentes. Lo decía un etólogo. Menudo majadero, cree que el pulpo se inclina hacia la Roja gracias a que tiene una inteligencia especial. Nadie niega la inteligencia de esos animales, es notable, pero eso no quiere decir que puedan revelar nada».

El filósofo asturiano recordó al respecto cómo «en los años sesenta, el padre Pilón, un jesuita, averiguaba la localización de agua como un zahorí pero no con una varita, que puede recibir alguna influencia electromagnética, algo causal, sino sobre un mapa. Cortaba toda referencia entre causa y efecto y entraba directamente en la magia. Vamos, como ese etólogo y la inteligencia del pulpo que confunde el tocino con la velocidad. Da que pensar sobre el peligro que tienen los científicos, hoy en día están al borde de la magia porque la gente les atribuye esas funciones. Es gente peligrosísima porque no tienen juicios ni saben del alcance de la ciencia».

«Si gana España el Mundial el pulpo tendría razón, dicen algunos. Pero, ¿qué tendría que ver?», comenta Bueno, que añade: «Presuponen la verdad, las capacidades numinosas del pulpo. ¿Quién mete eso en la cabeza de la gente? Es algo inexplicable. No creía que en algo tan sencillo como el fútbol, que a fin de cuentas consiste en meter un gol o en no meterlo, algo que lo entiende todo el mundo, pudiesen aparecer estas cosas de magia. Siguen las predicciones del pulpo los mismos que quitan el crucifijo de las escuelas pero, la verdad, Santo Tomás de Aquino nunca habría creído en los vaticinios de "Paul" que ahora, sin comerlo ni beberlo, se ha convertido en el protagonista de la final del Mundial de fútbol».