Gijón, J. E. CIMA

El ciclista profesional Carlos Barredo (Gijón, 1981) realizó ayer su último entrenamiento por Asturias para estar hoy ya en Sevilla para pasar los obligados reconocimientos médicos y el sábado por la noche iniciar la Vuelta a España con una contra-reloj por equipos. Va con ánimo de revancha de ganar una etapa el ciclista del Quick Step para compensar la que mereció y se le escapó en el Tour de Francia.

Un total de 100 kilómetros por las carreteras de Pola de Siero, Nava, Infiesto, La Encrucijada y regreso a su casa en Taraña (Siero) fue la despedida en bici de Asturias. Barredo reconoce que «me notaba algo cansado y por eso hice menos kilómetros. Prefiero llegar bien recuperado a la Vuelta aunque corto de preparación para la primera semana, que luego acusar aún los esfuerzos del Tour. Mi intención es sufrir un poco al inicio y la segunda mitad de la Vuelta estar fuerte como en Francia. Ya tengo como siempre algunas etapas marcadas y me gustaría ganar en Cotobello aunque igual es una etapa demasiado dura. Quiero acabar bien de cara a ir también al Mundial a trabajar para Freire o Luis León».

Este gijonés que pasó a profesional en 2004 y que ahora disputará su quinta Vuelta no olvida el protagonismo que tuvo en algunas. «Mi mejor clasificación fue en 2007 cuando acabé décimo y acabé segundo en Granada, tras el triunfador Samuel Sánchez. Pero también fue excepcional en 2006 cuando me tocó proteger del viento y ayudar al triunfador Vinokourov y a su paisano Kashechkin, que finalizó tercero. Tuve mucho desgaste en la primera semana pero se me reconoció el gran trabajo que hice de escudero en toda la carrera».

En cuanto a la actual edición, Barredo señala que «es muy exigente para la gente de la general porque cada tres días hay una encerrona. Está la crono inicial de noche, luego otra dura en Valdepeñas, después la llegada a Xorret de Catí y luego el paquete de Asturias».

El gijonés encaja en este grupo el final en alto de Peña Cabarga, al día siguiente Los Lagos, seguido por Cotobello y después de un día de descanso, la larga crono de 50 kilómetros en Valladolid. «Igual en las dos primeras no hay muchas diferencias porque las etapas son llevaderas, salvo el final, pero sí en Cotobello porque tiene puertos duros como San Lorenzo y Cobertoria», dice.

No olvida que la penúltima etapa también acaba en la Bola del Mundo. Barredo la señala como un final «inhumano. Es subir por un cortafuegos. No sé a donde vamos a llegar. No se puede comparar al Angliru que tiene buen asfalto y es ancho y es un puerto largo. De hecho en el entrenamiento ni subí a la Bola del Mundo, me quedé abajo».

No obstante, el todoterreno gijonés prefiere centrarse más en su objetivo. «Aspiro a ganar una etapa como recompensa a lo que no me dio el Tour. Espero tener buenas sensaciones, no podrán ser como en el Tour porque es ya el tercer pico de forma, pero también en la Vuelta es un poco más fácil ganar una etapa», asegura.

Tendrá ahora solamente a otro paisano en la Vuelta como es Luis Pasamontes al que ve «muy fuerte y con muchas ganas al no haberle llevado al Tour. Me entrené con él por los puertos de Morcuera y Cotos y se le ve fenomenal. Hará una gran Vuelta y su equipo Caisse d´Epargne tiene un gran bloque. Arroyo vendrá a luchar por la general y también Luis León lo hará bien».

Durante el verano, y más en concreto en el Tour de Francia, fue el ciclista más pretendido por muchos equipos. De hecho le hicieron ofertas el Saxo Bank de Riis, Astaná de Vinokourov, Sky de Wiggins y Rabobank de Freire. Ahora su equipo Quick Step tiene que ofrecer tanto dinero como el Rabobank para seguir con Barredo porque es quien más puja. «Mi futuro depende de mi equipo, que siempre me trató bien, y está estudiando la oferta que me hace el Rabobank».