Gijón, Víctor RIVERA

Después de lo mucho que le ha costado llegar hasta aquí, Gastón Maximiliano Sangoy (Paraná, Argentina, 5-10-84) no va a rendirse sin pelear. A pesar de que lo visto en el partidillo semanal parece abocarlo al banquillo en el Calderón, el delantero argentino no se resigna con facilidad: «Todavía no dio el equipo». Sangoy se aferra a la titularidad mientras el entrenador no le señale la suplencia. El ariete se muestra entusiasmado ante el inicio de la competición oficial. «En lo personal, no veo la hora de que empiece la Liga y creo que el grupo también está muy ansioso y con muchas ganas de que llegue el partido».

Pase lo que pase, Sangoy deja claro que está en el Sporting para sumar y que sus intereses son los del colectivo. «El que juegue se lo tiene bien merecido porque hizo una buena pretemporada», defiende el atacante rojiblanco. Y despeja cualquier incógnita sobre cómo asumiría una hipotética suplencia: «Si me toca jugar lo haré lo mejor posible y si me toca estar afuera, alentaré como si estuviese en el campo».

La competencia por un puesto en la delantera del Sporting es una de las más duras de la plantilla. Tras varios años de escasez, Manuel Preciado tiene este año varios futbolistas para escoger. A los clásicos Bilic y Barral, se han sumado Nacho Novo y el propio Sangoy. Mucha dinamita para un equipo al que la temporada pasada le costó ver puerta. «Lo importante es el bien del equipo y no el de cada jugador», insiste Sangoy.

Hace una semana, Sangoy ya le demostró al Atlético de qué es capaz. Un zurdazo suyo dio la victoria al Sporting en el trofeo «Colombino». El argentino no espera una vigilancia especial. «Fue un partido en el que estuve quince minutos y ojalá tenga la posibilidad de volver a hacer lo mismo», deseó.

Sangoy vio la Supercopa de Europa y, aunque «el Inter dejó mucho que desear y no fue el equipo que ganó los tres campeonatos», destaca que «la delantera del Atlético es de dulce y tiene cuatro o cinco jugadores a los que hay que tener muy vigilados. Si jugamos de la misma forma que en el "Colombino" ya vimos que se les puede hacer daño».