Lagos de Covadonga, J. E. CIMA

El gijonés Carlos Barredo tocó la gloria y el cielo de los Lagos de Covadonga al ganar la mítica etapa de la Vuelta a España merced a una gran escapada desde lejos. El ciclista del Coto es el primer asturiano que logra el triunfo en la llegada de la ronda española a los Lagos y además rompe una sequía de treinta años de los corredores asturianos en las llegadas de la Vuelta al Principado. El último en ganar en Asturias había sido Jesús López Carril, que se impuso en 1980 en la undécima etapa, con final en Gijón. Por detrás de Barredo, el líder, Vincenzo Nibali, se mostró muy fuerte, controlando la fuga de un valiente Mosquera, que cumplió con su apuesta de atacar y, aunque solamente sacó once segundos en la meta al adjudicatario del maillot rojo, asegura el tercer puesto de la general con minuto y medio de diferencia. Hoy, sin salir de las carreteras asturianas, llega la etapa reina de la Vuelta, con final en Coto Bello, la cima de Chechu Rubiera, que bien podría ser la más dura de un Tour de Francia, con sus cuatro puertos y sus muchos desniveles.

Todo el pelotón sabía que Barredo quería ganar en el alto de Coto Bello para rendir homenaje a su maestro y amigo Chechu Rubiera, a cuyo equipo no invitó la organización de la Vuelta, para gran disgusto del veterano gijonés. Todos lo sabían y, ante esa gran vigilancia, Barredo decidió pasar al ataque un día antes para sorprender, asumiendo el riesgo de que si fracasaba y el pelotón anulaba su fuga quedaría también eliminado para Coto Bello por la dureza de toda la jornada. Pero la jugada le salió redonda.

Felizmente, Barredo se metió en la fuga del día junto a cinco ciclistas extranjeros, los belgas Sijmens, Van Avermaet y Kaisen, el francés Cazaux y el eslovaco Martin Velits. El sexteto se formó a los 65 kilómetros de la lluviosa salida de Solares y la máxima ventaja llegó tras entrar en Asturias y pasar Llanes (km 125) con 9:42 de diferencia. Esto desató la alarma en el Caisse d'Epargne, porque peligraba su liderato por equipos al llevar el Omega a Kaisen y Van Avermaet, que tenía un retraso de 12 minutos en esa clasificación que se convertirían en 18 al ir con dos ciclistas en la fuga. Por eso persiguieron fuerte los de Unzúe, con el cangués Luis Pasamontes brillando en esa faceta.

Eso hacía peligrar la fuga, pero Barredo mantuvo sangre fría, tras los tropiezos y las malas pasadas que le jugó su ambición en el pasado Tour o en el día de Alcoy en esta Vuelta. Así, al inicio del ascenso a los Lagos los escapados tenían 7:19 de ventaja y para entonces ya tiraba también el Xacobeo para intentar ganar la etapa con Ezequiel Mosquera, pero ahí surgió el gran Barredo, que se fue puerto arriba en solitario bajo la lluvia y la niebla y entre los ánimos de los muchos aficionados. El gijonés, aunque pasó sus primeros años de vida en Taranes (Ponga), imprimió un fuerte ritmo, consciente de que tenía que pasar bien la Huesera, porque los 5 kilómetros restantes, con descansos, le venían mejor.

Barredo distanció rápidamente a los compañeros de fuga y también supo que el atacante Mosquera venía a cinco minutos y no le bajaba rápido la ventaja. Ahí sacó alas entre la niebla, consciente de que tenía el gran triunfo a su alcance si no pillaba una pájara. Y como el año pasado hizo en el triunfo en la Clásica de San Sebastián, dio una exhibición de fuerza, pedaleo constante y también capacidad de sacrificio. Esto le permitió llegar triunfador a la meta de los Lagos y dedicarle el triunfo a su padre y a su equipo, Quick Step, que le apoyó mucho tras su fichaje por el Rabobank. A partir de un minuto y siete segundos llegaron sus compañeros de fuga, encabezados por Sijmens, y a 2:15, en séptimo lugar, lo hizo Ezequiel Mosquera en la otra guerra por la general.

El gallego había atacado en las más duras rampas de la Huesera, tras una buena arrancada de Sastre, que lo volverá a intentar hoy para tratar de minar al líder, Nibali, que ayer fue el más fuerte. El maillot rojo controló desde una cierta distancia la fuga de Mosquera para ceder en meta sólo 11 segundos. La fortaleza del italiano la probaron Peter Velits y Purito Rodríguez, que subieron todo el tiempo a rueda y no pudieron tomarle unos segundos en meta ni le remontaron. Lo bueno para Mosquera es que le tomó 1:49 a Tondo en la lucha por la tercera plaza del podio, donde también puja ahora el eslovaco Peter Velits.

No tomó la salida Óscar Freire para preparar mejor el Mundial y durante la etapa se retiraron algunos importantes, como Beñat Intxausti, ganador de la Vuelta al País Vasco y la crono de Piedras Blancas en la Vuelta a Asturias.