Oviedo, Antonio LORCA

A Yosu y Masse les une algo más que el sueño común de llegar a ser futbolistas de alto nivel. Estos dos jóvenes deportistas senegaleses de 19 y 20 años -que militan en el Cudillero- han vivido su odisea particular antes de llegar a España. Ahora trabajan juntos día a día por asegurar su futuro y por mejorar el presente de sus familias jugando al fútbol. De momento militan en Tercera, en un equipo en el que se encuentran «muy felices», pero a estos dos futbolistas la ilusión por llegar más lejos no se la quita nadie.

Yosu se llama en realidad Mamabaye Boye, pero desde pequeño le dicen así por su abuelo: «Él jugaba en la Primera División de Senegal y me llaman como él porque dicen que me parezco. Era un gran jugador, pero lo tuvo que dejar muy joven para trabajar». Para Yosu el camino tampoco está siendo fácil. Como muchos otros llegó a Canarias en una patera buscando un futuro mejor. De ahí se fue a Asturias donde tiene un primo. «No se puede explicar lo que es una patera: hay que vivirlo. La muerte pasa por delante tuya; de la patera puedes salir vivo o muerto», explica este joven, que en diciembre cumplirá 4 años en Asturias.

Aunque no se subió a una patera, el camino de Masse hasta Asturias también fue una peligrosa aventura. De Senegal se fue hasta Túnez, donde se embarcó camino de la ciudad italiana de Livorno. Una semana después y tras un largo viaje, un joven de tan sólo 14 años llegaba a Oviedo en busca de su hermano. Su vida cambió cuando empezó a jugar al fútbol en el Llano 2000, equipo en el que coincidió por primera vez con Yosu: «En el Llano 2000 había un jugador que se llamaba Musa y era amigo de mi hermano, por eso comencé a jugar en este equipo, Yosu llegó después».

Ambos destacaron desde las categorías inferiores y los equipos grandes empezaron a fijarse en ellos. Yosu acabó vinculándose al Sporting y Masse al Oviedo, y a los dos les pasó lo mismo: no podían jugar en competiciones nacionales en ninguna categoría al no tener los papeles en regla. Tenían que acreditar tres años de residencia en España para que les concedieran el permiso de residencia y en ese tiempo tuvieron que conformarse con jugar en categorías regionales.

Ahora, con el problema de los papeles solucionado, el destino ha vuelto a unir a estos dos futbolistas y amigos, que afrontan esta temporada en el Cudillero repletos de ilusiones. «El fútbol me ha ayudado mucho a progresar, a adaptarme y a hacer muchos amigos», asegura Yosu, quien reconoce que gracias a este deporte ha podido integrarse mucho más que otros compatriotas: «Es un buen enganche», dice. Lo mismo opina su compañero Masse, que ya se siente «uno más en Asturias». «El primer año lo pasé muy mal. No conocía a nadie, llovía y hacía frío siempre», explica y reconoce que «gracias al fútbol» está «viviendo bien». «No como los profesionales, pero bien y también gracias al fútbol tengo papeles», concluye satisfecho Masse.