El sueño duró 49 minutos. El tiempo que tardó Villa en tener una ocasión con su pierna buena. Un pase sutil de Alves con el exterior bastó para dejar al Guaje cara a cara con Cuéllar. Y pasó lo que tenía que pasar. Villa mandó el balón a la red con la naturalidad del cazagoles despiadado que ha marcado cientos de tantos así. Y de este modo, el mejor futbolista salido nunca de Mareo desbarató las ilusiones del equipo que le abrió las puertas del fútbol profesional. Es el quinto gol que Villa le marca al Sporting en cinco partidos. Ningún otro delantero de la Liga ha hecho tanto daño a los rojiblancos.

Hasta entonces, el Sporting se había mantenido en el partido sin demasiados apuros y la idea de irse con un punto había ido ganando cuerpo a medida que pasaban los minutos. El gol de Villa puso muy cuesta arriba el segundo tiempo. Imaginar que el Sporting aguantase el empate entraba dentro de lo razonable, pensar que los de Preciado lograran marcar rozaba la locura. Baste decir que el Sporting se fue del Camp Nou sin realizar un sólo disparo entre palos.

El fútbol es una ciencia inexacta de la que todo el mundo sabe, pero que nunca agota su capacidad de sorprender al más pintado. Sólo así se entiende lo sucedido anoche durante los primeros cuarenta y cinco minutos en el Camp Nou. El Sporting, con un equipo plagado de reservas, mantuvo el tipo y aunque hizo alguna concesión defensiva se fue al descanso sin recibir heridas de gravedad.

Una meritoria actuación de Cuéllar bastó para neutralizar el coraje de Villa y la calidad de Iniesta. Manuel Preciado no defraudó a las expectativas y formó un equipo plagado de reservas. Al técnico siempre le gusta dar un toque sorpresa. Como casi siempre, lo sufrió en sus carnes Lora al que ayer condenaron al interior izquierdo. Cualquier día, el madrileño entrará de lleno en el debate sobre el portero titular. De la cita de anoche salen reforzados Matabuena, Iván Hernández, José Ángel y, sobre todo, Cuéllar.