Gijón, Rubén DÍAZ

El Avilés Industrial aventajó ayer por muchos cuerpos al Ceares en el duelo de La Cruz. Los futbolistas de José Manuel Muñiz están varios escalones por encima de los de Florentino Angulo. Pero, si además, la fortuna les da la espalda a los gijoneses en apenas diez minutos todo se complica aún más. Fue entonces cuando una falta lateral botada con mucho veneno por Hugo Reguero al corazón del área local, fue convertida en gol en propia puerta por Martínez. Su cabezazo se coló para su lamento por la escuadra izquierda de Iván.

Hasta entonces sólo habían existido bostezos. Pero a partir de ahí el Avilés se convirtió en dueño y señor del partido. Dani y Martín se merendaban en el centro del campo a Jimmy, pero en especial, a Alfonso. Un central reconvertido a pivote que naufragaba en esa zona del campo.

Rúa tuvo en su zurda el segundo para el Avilés a los veintiséis minutos, pero no la calibró lo suficiente. Poco después fue el turno de Meji, dentro del área, pero su trallazo se estrelló en un oponente. Pero no tuvieron que esperar demasiado los visitantes para batir a Iván. Y lo hicieron a lo grande. Con una deliciosa jugada que inició Dani desde el eje del campo abriendo a la derecha para Pablo, quien al primer toque, sirvió la pelota para la incorporación de Goyo. El lateral zurdo ganó la linea de fondo y sacó un centro preciso al que Rúa a la media vuelta rindió el merecido tributo. Era el minuto 36 y el partido tenía toda la pinta de estar listo para sentencia. Más aún cuando el Ceares no emitía señal alguna de vida inteligente.

Tras el descanso, nada más saltar al césped, Dani estrelló en el larguero local un misil desde fuera del área. Sin embargo fue el Ceares el que logró ver puerta de la única manera posible cuando eres inferior, a balón parado. En un saque de esquina ensayado Alfonso remachó dentro del área pequeña un balón tocado por Amieva.

Los locales, con Pelayo y Amieva como pivotes, Alfonso en su posición natural de central y Jimmy en punta junto a Vichu estaban mejor armados para intentar jugar al fútbol. Pusieron empeño durante durante veinte minutos pero fue un espejismo. Tras un balón incomprensiblemente perdido en el medio del campo, Pablo Díaz se encontró con un pasillo por la banda derecha del ataque avilesino y sacó un pase medido que el mejicano Meji remató de forma certera. El gol hacía justicia al equipo que mejor jugó al fútbol.