Oviedo, N. AZPARREN

Mediada la primera parte del duelo ante el Copenhague, una acción hizo levantar el ánimo del Camp Nou. Un error ante la puerta de David Villa fue respondido por el respetable con una ovación cerrada y cánticos de apoyo. El asturiano había empezado el partido enchufado, dispuesto a olvidar sus problemas de adaptación al sistema de Guardiola y el equipo danés se presentaba como una oportunidad única de resarcirse. Villa lo sabía. Y el Camp Nou también. Por eso la reacción inmediata del público fue la de apoyo incondicional.

Sus propios compañeros quisieron erradicar el problema de raíz. El juego del Barça pecó, incluso, en determinados momentos de exceso de atención con el asturiano. Como si un tanto del Guaje aliviara alguno de los problemas que se han encontrado los de Guardiola hasta la fecha. El entrenador culé cortó el intento en el minuto 72. La ovación del público se repitió de nuevo. Antes, Villa había dejado tres disparos a puerta, uno de ellos al palo, y diez balones perdidos. Su problema con los postes no es nuevo. El Guaje ya acumula ocho disparos a puerta en lo que va de temporada (cuatro con el Barça y cuatro con la selección), el doble que goles (dos con el Barça y otros dos con la selección).

Los inicios de Villa en el Barcelona no están siendo tan sencillos como se preveía. La salida con malos modos de Ibrahimovic y el destacado papel del asturiano en el Mundial lo convirtieron sin haber debutado en santo y seña del barcelonismo. La adaptación al sistema de Guardiola, habitual devorador de nueves, no le está poniendo las cosas fáciles.

Villa acumula hasta la fecha dos goles en la competición liguera (los que hizo ante el Racing y el Sporting) y otros dos en Liga de Campeones (marcados al Panathinaikos y al Rubin Kazan). La ansiedad también tuvo efectos durante su periplo con la selección española y el Guaje tardó más de lo esperado en alcanzar el récord goleador de Raúl.

La estadística, recurso imprescindible en el caso de los delanteros, demuestra que el asturiano aún debe ajustar su punto de mira. Ahora mismo, es el segundo jugador de la Liga que más remata a puerta. Acumula treinta disparos, cinco por partido. El Guaje tira cada 17 minutos y necesita quince intentos para convertir un gol. La temporada pasada, cuando Villa finalizó la competición doméstica con 21 goles, su promedio era de un tanto cada 6,4 tiros a puerta (para firmar un total de 135 remates).

En plena vorágine de noticias en torno a su posible ansiedad por batir el récord del goleador histórico de la selección española, el Guaje fue claro: «Sufro la misma ansiedad que me ha llevado a marcar en todos los equipos en los que he estado». Ahora, al Guaje le toca esperar a que la suerte le sonría. Hasta que llegue ese momento, el Camp Nou espera con confianza.