¿Qué hace leyendo este artículo? No pierda el tiempo, hombre. Si ahora es el momento de leer a los apologistas del libre mercado, a los apóstoles del capitalismo como fin de la historia y a los que entraban en éxtasis hablando maravillas del «tigre celta» irlandés, también es la hora de prestar atención a los inventores del chorreo, del villarato y del canguelo, a los que nos metieron a calzador a Marcelo como el mejor lateral del mundo y a los que insultaron la sensibilidad de los futboleros comparando a Ronaldo con Messi. Escuchemos a los ultraliberales. Prestemos atención a los ultramadridistas.

¡Ah! ¿Sigue aquí? Pues entonces recordaré, sólo para usted, a Abderramán III, primer califa omeya de Córdoba, que al hacer balance de su vida escribió que después de reinar más de cincuenta años sólo había disfrutado de catorce días de pura y auténtica felicidad. Catorce días. Si Abderramán hubiera vivido lo suficiente como para darse una vuelta por el Camp Nou, seguro que esos catorce días se quedarían cortos. Cortísimos. El problema de la felicidad no es un problema individual, como cree Ronaldo, sino social. El Barça es un equipo que juega feliz y hace felices a los culés y a los futboleros de buena voluntad. Sin duda, Abderramán habría anotado en su diario un día más de felicidad. No es poco, si tenemos en cuenta que el Barça-Madrid es sólo un partido de fútbol.

Pero, ¿todavía está ahí? Tendré que pedirle, entonces, que me susurre al oído el nombre del equipo que perdió ayer 5-0 con el Barça. ¿Fue el Inter de Milán, pero con peor suerte que en la semifinal de la Liga de Campeones de la temporada pasada? ¿Fue la selección de Irlanda del Norte, pero vestida de blanco? ¿Fue el Atlético de Madrid de los viejos tiempos, confiando en un contraataque y un mal día de la defensa del Barça? ¿O fue el Noseperder Club de Fútbol? ¿Dónde están los que nos restregaban por la cara el «milagro irlandés»? ¿Dónde están los inventores del villarato? ¿Qué dicen? ¿Qué piensan? Ahora que el Barça ha regalado un día más de felicidad a Abderramán III y a unos cuantos millones de culés ha llegado el momento de disfrutar de la exhibición del equipo de Guardiola y prestar atención a los que nos vendieron el capitalismo con rostro humano y el madridismo con perfil divino. Es su turno, amigos. Somos todo oídos.