En el Chalet Fiat, refugio de lujo a 2.100 metros en Madonna di Campiglio, el presidente Luca Cordero di Montezemolo, jefe del emporio Ferrari, luce como en el centro de Milán: chaqueta verde, pantalón oscuro, botas de montaña y el flequillo, como siempre, al viento. Le montaron un saloncito en medio de la nieve y desde un impecable sillón blanco entregó todo su apoyo a Fernando Alonso y Felipe Massa. «El único problema que no tengo es el de los pilotos. No puedo estar más contento», dijo.

El asturiano lo veía todo a unos metros. Manda el asturiano en la casa «rossa». Canta el cumpleaños feliz a Fisichella y le dice con quién tiene que posar para las fotos; salta de mesa en mesa y pregunta a todos qué tiempo han hecho en el eslalon de esquí. No es su fuerte, pero mejora. Ganó a Badoer aunque no pudo con «Fisico». Por la tarde hubo venganza sobre el hielo. Alonso se impuso con el kart y también con el Fiat 500. Todos a las órdenes del líder.

Nunca hubo tantas ganas en Ferrari de comenzar un campeonato. En la Scuderia piden mirar hacia adelante, pero ni el presidente puede olvidar el drama. «Todavía tengo pesadillas con Abu Dhabi. Me despierto y ahí está esa maldita carrera», reconoce Montezemolo.

Ferrari lleva 21 años viajando a la nieve, a Madonna di Campiglio, para abrir la temporada. El fin de fiesta de ayer fue de los grandes. Competición de esquí y carrera sobre hielo. Con los coches ganó Alonso en las dos categorías. El asturiano llevó un Fiat 500 con una decoración imposible. En el festival de colores, el azul de Asturias; el rojo de Ferrari y los de la bandera de España. Acompañaron fuegos artificiales y música a todo trapo. Alrededor del lago helado, cientos de aficionados, muchos con los colores del campeonísimo de motos Valentino Rossi. El gran fichaje de Ducati fue la estrella de la semana en Madonna di Campiglio, pero no pasó del tercer puesto con los Fiat.

El primer cara a cara con Rossi fue para Alonso. Hace tiempo que se especula con un mano a mano «de verdad». A los dos les pica el orgullo, quieren retarse pero no se ponen de acuerdo a la hora de elegir las armas. Descartadas la moto y el monoplaza, el italiano apuesta por montar un pequeño rally. Cree que ahí puede ganar. Llevan tiempo esquivando preguntas pero en la relajación de Madonna di Campiglio Alonso dio la primera pista clara. «Será un buen enfrentamiento y a lo mejor hay noticias pronto. Es posible que hagamos algo el próximo diciembre».

Para entonces el asturiano espera tener su tercer título en el bolsillo. Es el gran objetivo de la temporada, la única meta, su obligación en el segundo año con Ferrari. Cerrado el festival de Madonna -tras las carreras hubo tiempo para dar cuenta del inmenso bufet, para la entrega de premios y la música hasta la madrugada-, en Maranello esperan la llegada de Alonso para empezar el trabajo. Así se lo preguntó Montezemolo sobre la misma nieve al piloto.

-¿Cuándo vas a la fábrica?

-El lunes, presidente.