Gijón, J. E. C.

Mario de la Roca pasa desapercibido con el taxi 168 por las calles de Gijón desde las 07.00 hasta las 15.30 horas. «Cuando volví de jugar de Galicia, con 27 años, le tomé el relevo a mi padre. Había que trabajar de algo, y me gusta. Así tengo luego tiempo para el fútbol».

Los entrenamientos con el Candás y sesiones de bicicleta son su preparación idónea para luego competir los domingos. Mario de la Roca señala: «Tuve mucha suerte porque siempre fui titular, salvo una época, con Rogelio, en el Ceares, y me respetaron mucho las lesiones. Mi sueño por cumplir fue no jugar en Primera, aunque en la Copa lo hice con el Oviedo ante el Racing de Santander y la Real Sociedad».

Como interior que le gustaba el buen trato del balón, Mario de la Roca tiene como ídolos modernos a «Xavi, Iniesta y Messi. Y antes eran Pep Guardiola y Luis Milla, que fue el que empezó con lo del toque. Pero sin olvidarme de otros como Guillermo Amor, Kiko o Pereira. Con tantos años de fútbol, vi grandes futbolistas y también buen juego».