Tuilla (Langreo),

H. NÚÑEZ

El domingo el Deportivo Tuilla recibirá a uno de sus equipos fetiche en El Candín. Los pupilos de Ricardo Bango recibirán a un Lealtad-Isastur que sólo ha logrado una victoria en el fortín arlequinado en la historia de sus visitas a Tuilla.

Los maliayeses se han enfrentado en Tercera División a los «dinamiteros» en un total de once ocasiones y sólo han sido capaces de vencer en la primera de sus visitas a la localidad, un triunfo que data de la campaña 1991-92, cuando se impusieron por 0-1.

El Lealtad lleva más de veinte años sin ganar en El Candín, un campo en el que ha perdido en cuatro ocasiones, y han sacado seis empates. Los maliayeses perdieron en el feudo arlequinado las dos últimas campañas. La pasada, por 5-2, y hace dos, por 1-0. Los otros triunfos del Tuilla fueron en el curso 2006-07, por 1-0, y en el 1996-97, por este mismo tanteo.

Al margen de las derrotas los maliayeses firmaron tablas en El Candín en las temporadas 2007-08 (0-0), 2005-06 (0-0), 1999-2000 (0-0), 2000-01 (1-1), 1997-98 (0-0) y 1994-95 (2-2), unos resultados que reflejan las dificultades que han tenido los de Villaviciosa en Tuilla.

Si en anteriores enfrentamientos en El Candín el Lealtad era el favorito, al contar con un plantel configurado para la lucha por el ascenso, este curso las tornas han cambiado. Los maliayeses están sumidos en la lucha por evitar el descenso, mientras que los arlequinados son terceros y optan por disputar por primera vez en su historia la promoción de ascenso.

El Lealtad no se puede permitir ni un solo error, pues se metería en la zona de descenso, tras encadenar tres jornadas sin vencer. Por su parte, los de Ricardo Bango tampoco quieren errores, pues de caer contra un rival de la zona baja corren el riesgo de salir de la zona de privilegio. Con estas dos connotaciones el choque del domingo en El Candín será vital para dos equipos que pugnan por objetivos bien distintos y en los que se demuestra que las tornas han cambiado. El histórico aspirante al ascenso ahora lucha por la permanencia, mientras que el que no hace tanto pugnaba por no descender ahora lo hace por cumplir un sueño.