Teverga, J. I. CASTAÑÓN

Las televisiones suelen programar los fines de semana a primeras horas de la tarde telefilmes en los que abundan las falsas apariencias. Un cariñoso y atento marido no es tal, sino un asesino que cuando tercie intentará matar a su cónyuge para cobrar el seguro de vida; un trabajador ejemplar en realidad es un espía que pasa datos a la competencia, o el atento vecino que ayuda al recién llegado al pueblo en realidad intenta captarlo para una secta.

Los atletas juegan a veces, sin proponérselo, a las falsas apariencias. Ayer, sin ir más lejos, la décima edición de la media maratón «Senda del Oso», que sale desde Tuñón (Santo Adriano) cruza Proaza y muere en San Martín, capital de Teverga, fue la de las falsas apariencias. Unas falsas apariencias que también sembraron Pablo Ibáñez (Oviedo) y Vanessa Suárez (Recta Final), vencedores ayer. La primera, que la prueba no mide los 21.097 metros reglamentarios salvo para la organización. Algunos participantes sostienen que son bastantes metros más, y otros tantos, que menos, todos en función de sus relojes dotados de GPS, pero que pierden su señal en los túneles mal iluminados que conducen a San Martín. En cualquier caso, la prueba no está homologada y, por tanto, no es un buen lugar para medir el tiempo en la distancia, sino para disfrutar del bello paisaje.

La segunda. Los guionistas de los telefilmes no suelen tener entre sus argumentos las carreras de atletismo, pero si lo hicieran nos pondrían sobre aviso respecto a los buenos atletas. De ellos no nos debemos fiar, aunque vayan a competir con camisetas de manga corta y cuello redondo de segundas equipaciones y no las oficiales del club, que descubrirían su potencial. Y es que no ponerse una camiseta de tirantes (salvo un día de mucho frío) significa a ojos de los rivales, y en la conciencia de quien la viste, transmitir en silencio frases como «voy a ir tranquilo», «hoy entreno» o «mi batalla no es ésta». Con manga corta corrieron ayer los atletas del Oviedo Pablo Ibáñez, Alberto Suárez y Jorge Cossío; con tirantes, Dioni Martínez, Adrián Iglesias o Carlos Flor, del Recta Final. Éstos, así, parecían los favoritos y más Dioni Martínez (30:34 en los recientes 10 kilómetros de Laredo), pero contagiados por el bucólico paisaje, que invita más a la amistad que a la batalla, salieron a un ritmo muy cómodo que sirvió para que Pablo Ibáñez se uniera a ellos primero a ritmo de entrenamiento y luego a otro más exigente.

La carrera pintaba para Dioni Martínez, pero ayer no iba fino. En el kilómetro 17 Adrián Iglesias se descolgaba y dejaba el trío cabecero en dúo, y un kilómetros después un ataque de Dioni era respondido por Ibáñez con un contraataque que dejaba al ovetense solo en cabeza.

La tercera falsa apariencia llegó en el apartado femenino. Y es que quien debuta en una distancia no suele vencer y menos hacerlo con un crono destacable. Pero ése fue el caso de Vanessa Suárez (Recta Final), que en su primera carrera de media maratón obtuvo la victoria con comodidad frente a las atletas del Feve Kayak Esther Álvarez y Eva Braña. Y eso que Esther intentó seguir a Vanessa hasta el kilómetro 2, cuando desistió ante el fuerte ritmo de la corverana, mientras la de Llanera optaba por la prudencia.

Vanessa, médica de profesión, tuvo unas palabras de ánimo, dedicándole el triunfo, para un paciente que comparte con ella la afición de correr. Se refería a Ramón Quesada, un popular atleta vinculado al Centro Asturiano cuya ausencia todos confían en que sea una falsa apariencia y pronto salga del hospital.