El Barcelona está más dentro que fuera de las semifinales, pero en todo lo demás Guardiola tenía razón. El Shakhtar es cualquier cosa menos un equipo de relleno a estas alturas de la Liga de Campeones. A los ucranianos, o más bien la batería de brasileños que tiene el Shakhtar en ataque, sólo les faltó la puntería que el Barça recuperó en el momento más oportuno. Porque el gol de Iniesta fue un bálsamo para el barcelonismo y el de Keita, justo después del único acierto visitante, alejó definitivamente los fantasmas. El Barça podrá ir más tranquilo a Donetsk, pero necesitará recuperar a puntales defensivos como Puyol para competir con garantías en una semifinal por la que asoma el Real Madrid.

El arranque del partido fue disparatado. Iniesta marcó a la primera y en los minutos siguientes, como si las palabras de Guardiola fuesen un brindis al sol, los jugadores barcelonistas hicieron todo lo posible para que el Shakhtar empatase. Alves perdió varios balones en zonas comprometidas y dio vidilla a los brasileños del Shakthar, que entre el minuto 6 y el 12 tuvieron cuatro ocasiones clamorosas. La mala puntería de Luis Adriano y Willian evitó el soponcio en el Camp Nou, aunque también tuvo algo que ver un Valdés en estado de gracia.

Hasta que Xavi, al que Lucescu intentó anular con marcajes individuales, tomó cartas en el asunto. Auxiliado por Iniesta y Messi, el capitán impuso un poco de cordura y el Barcelona inclinó el partido a su favor. Pyatov empezó a sentir el aliento de Messi, aunque el segundo llegó de una forma tan inesperada como genial: Iniesta metió un pase a la espalda de la defensa que Alves aprovechó, tras un control prodigioso ante la tímida salida del portero, para marcar un gol cinco estrellas. El Barça, ese equipo que normalmente produce mucho más fútbol que goles, tenía el partido y la eliminatoria donde quería en el colmo de la efectividad.

Alcanzado el descanso sin nada que lamentar, el Barcelona fue más prudente en la segunda parte. Y como prueba de que su catálogo ofensivo nunca caduca se apuntó el tercero en un córner digno del estratega más reputado. En vez de sacar en corto, Xavi centró raso al área y Piqué, tras un aclarado que le dejó solo, engatilló a la red. Con el 3-0, aquello parecía visto para sentencia, pero el partido estaba empeñado en llevar la contraria a la lógica. Una falta mal defendida permitió al sustituto de Chygrynskiy desviar lejos del alcance de Valdés.

Cuando un escalofrío empezaba a recorrer el Camp Nou, el mejor Messi hizo acto de presencia. Barrió el frente de ataque concentrando toda la atención de la defensa del Shakhtar y vio la llegada en buena posición de Keita, que recordó las dotes de cañonero que frecuentaba en el Sevilla. De nuevo con una ventaja considerable, el Barça volvió a aflojarse en defensa y concedió una oportunidad a Luiz Adriano, que, superado Valdés, acabó con el balón en el poste.

Lucescu, desesperado, echó mano de su enésimo brasileño para tener algo que rascar en la vuelta, pero lo que consiguió fue que el Barça disfrutase de todos los espacios del mundo. Con Alves instalado en el extremo derecho y Pedro en lugar de Villa, el quinto era cuestión de tiempo. Y llegó tras la típica aparición por sorpresa de Xavi, el azulgrana más sensato en un partido más abierto que lo que indica el 5-1.