Gijón, Ángel CABRANES

Se convirtió en la pareja perfecta de Quini en la delantera que rubricó el retorno del Sporting a Primera División en la temporada 1969-70. Fue la primera y única campaña como rojiblanco de Rafael Carlos Pérez González, «Marañón», (Olite, Navarra, 23-6-48), que tras su notable colaboración en el ascenso (logró 16 goles) fue repescado por el Real Madrid. En el club blanco llegaría a conquistar una Liga antes de ser traspasado al Espanyol en 1974, club en el que militó nueve temporadas y donde se convertiría en uno de los ídolos de la afición perica. Fue el máximo goleador de la historia del conjunto catalán, hasta ser superado por Raúl Tamudo.

Desde que colgó las botas, Marañón ha continuado ligado a la trayectoria espanyolista. Afincado en Barcelona, ha formado parte del cuerpo técnico de los blanquiazules además de colaborar con la secretaría técnica. Arquitecto de profesión y profesor de la Universidad Politécnica de Barcelona, incluso fue uno de los asesores en la construcción de la ciudad deportiva de Sant Adriá. En la actualidad, es el presidente de la Asociación de Veteranos del Espanyol.

«Los sentimientos están repartidos, aunque fueron más los años que milité en el Espanyol», comenta con cierta deportividad el ex rojiblanco. Marañón evita pronunciarse sobre resultados o preferencias entre uno u otro equipo, y se centra en la trayectoria más reciente de los dos conjuntos «veo a un Sporting más necesitado de puntos que el rival, y eso puede primar en El Molinón, un campo que contagia», advierte.

Su análisis no olvida la buena racha del cuadro perico, que se encuentra en plena pelea por asegurarse un puesto en la zona europea. «El Espanyol está en una situación cómoda, por eso está obligado a aprovechar una primera vuelta excepcional. No puede tirarlo ahora por la borda», destaca. En su opinión, la recuperación del delantero Osvaldo será determinante en el último tramo de la Liga y atribuye buena parte del éxito espanyolista a Mauricio Pochettino. «Es un entrenador que cuando llegó creía que estaba un poco verde, pero ha demostrado entender a la perfección la idiosincrasia del club», destaca.

Esta idiosincrasia parece estar basada más que nunca en la cantera, una característica que siempre ha estado ligada al Sporting. «El trabajo de cantera es el mismo en muchos equipos, lo que hay que tener es valor para subir a los jóvenes. Si un chaval destaca en el juvenil hay que probarlo en el primer equipo. El noventa por ciento de los futbolistas se acaban perdiendo en la Segunda B. Es una categoría en la que adquieren unos gestos y una forma de jugar que no les ayuda», advierte.

Por este motivo reivindica el atrevimiento que ha tenido desde su llegada Mauricio Pochettino, un técnico «de carácter», al que equipara con su homólogo en el Sporting. «Admiro a Manuel Preciado porque ha sabido hacer buen fútbol de un conjunto que no tiene grandes individualidades. Es la gran virtud de este equipo», reivindica al mismo tiempo que recuerda a quien considera su ídolo: Enrique Castro, Quini. Confía en que los rojiblancos logren la permanencia a pesar de que «han perdido puntos por querer ganar a las bravas, como le gusta a su entrenador» y avisa de que ante los pericos tendrán una buena piedra de toque. «El punto fuerte del Espanyol está en su sistema defensivo. Será el duelo de dos modestos que deben estar arriba», sentencia.