Hasta principios del siglo pasado, Caravaggio y los pintores del seicento italiano no tenían buena prensa, de tal manera que sus obras estaban arrinconadas en los depósitos de grandes museos como el de los Uffizi, en Florencia. Antonio Natali, director de este museo, dice que las obras tienen que esperar su momento, hasta que la sensibilidad estética de una época les resulte propicia. A la Copa del Rey la ha pasado como a Caravaggio: no ha tenido buena prensa porque Barça y Athletic han dominado tradicionalmente esta competición, así que estaba arrinconada en los depósitos de los grandes títulos y celebraciones a la espera de que la sensibilidad futbolística de una época le resultara propicia. Con la victoria de la selección de Irlanda del Norte, perdón, de Los Otros en la final de Copa ante el Barça, los museos futbolísticos españoles por fin han redescubierto a Caravaggio. Algo es algo.

El redescubrimiento de Caravaggio tiene también una parte negativa, y es que la Liga ha pasado a ser una competición menor que puede ganar cualquier equipucho. Lo que vale es la Copa del Rey y la Liga de Campeones, pero sólo si la selección de Irlanda del Norte, huy, perdón otra vez, sólo si Los Otros no son eliminados por el Barça en semifinales. Ahora que Caravaggio es un pintor de la de mi madre y que la Copa del Rey marca cambios de ciclo, todo es posible en el fútbol español. Ya nos están diciendo que en un partido de fútbol la posesión del balón no es lo más importante, y hemos aprendido que lo que está muy feo en la selección de Holanda cuando juega una final contra la selección española, está muy guapo cuando quienes se enfrentan en una final son el Madrid y el Barça. Si Pepe fuera compañero de De Jong en la selección holandesa, nadie hablaría de rigor táctico, sino de destrucción a base de patadas. El gusto futbolístico se decanta y se destila, como le pasa a un buen vino en su bodega, a un Caravaggio en su depósito de los Uffizi o a la Copa del Rey mientras espera que el campeón sea el equipo de Pepe.

A algunos siempre nos ha gustado Caravaggio. Son Los Otros quienes deberían explicar ese cambio de gusto artístico que ha permitido que la Copa del Rey salga de los sótanos del fútbol y esté expuesta en las paredes de los mejores museos. Abollada y todo.