Que se sepa, aunque vayan ustedes a saber, damas y caballeros, señoras y señores diputados, ayer, que fue jueves, ningún club de fútbol español ha pedido acogerse a la salvadora ley concursal, la que trae a mal traer al sindicato de futbolistas porque la consideran una vía de escape para no pagar los contratos firmados. Pero el problema es de los futbolistas y de tantos otros acreedores que se ven obligados a perdonar la mitad de la deuda, en el mejor de los casos. Hasta admirados industriales fruteros se han visto en la lista de acreedores por cuarenta euros, que vienen a ser unos kilos de melones y cerezas. Ningún club, pues, ha llamado a la puerta del Juzgado de lo mercantil, pero la lista de aspirantes se va engrosando como la lista de malagueños aspirantes a un carné de abonado del club de la ciudad. Los fichajes del jeque han revolucionado la Costa del Sol. El jeque, y olé.

Dicen que murió el raposu, pero lo que no muere es la obsesión por lo blanco. El central Piqué, en una presentación de alguna ropa deportiva, ha lanzado una zapatilla de diseño a Mourinho, que viaja por el mundo no ajeno a lo que cuentan de él. Un directivo azulgrana saca pecho porque el Barcelona ha de pagar primas por los títulos mientras que otros se las ahorran. Es la obsesión en los mejores días de aquellos colores, por lo que cabe preguntarse el nivel de la obsesión en los días menos felices. Por cierto, la victoria en la Liga de Campeones ha reducido en cuatro millones de euros los beneficios de la entidad, lo que prueba la verdad que dijo hace ya muchos años Pepe Samitier, que si el fútbol fuera negocio estaría en manos de los bancos. Un título europeo cuesta dinero, aunque añade prestigio y quizá más dinero por otros cauces. Pero la verdad de Samitier sigue plenamente vigente.

Mientras, en el microcosmos de Mareo, por lo que avisan algunos de los más finos analistas, se analiza si el ADN de Marcelino es totalmente rojiblanco ya que, como se sabe, el flamante entrenador del Sevilla quiere ver en la pretemporada a Armenteros, el sueño para sustituir a Diego Castro, a punto de ser entronizado en la banda izquierda del Getafe. Habrá que estar atentos a los resultados de los análisis, no sea que aparezcan restos de clembuterol procedentes de una vaca roxa que pastaba en las inmediaciones de Careñes sur mer, buena tierra a decir verdad.

A quien no hace falta analizarle el ADN es al céltico Michu, que sale del banquillo para dar ventaja a su equipo en el primer partido de la eliminatoria de ascenso a Primera. Una patada cerca del ojo ha dejado al ex rojiblanco Roberto, ahora portero del Granada, con un chinchón de dimensiones colosales, pero seguro que el de Chantada, en la provincia de Lugo, estará el domingo en la portería nazarí. Porque esto de subir a Primera se ha puesto caro, a costa de las dos eliminatorias que han de solventar los ascendidos en tercer lugar. Betis y Rayo celebran el éxito mientras los otros cuatro sufren. O sea, que Michu renunció a jugar en Primera para sentarse en un banquillo de Segunda en una de esas decisiones que nadie entiende pero que ha hecho felices a algunos.