Todo empezó el 14 de junio de 2005. Aquel día la empresa de jardinería Coral Golf acudió al Juzgado de lo mercantil número 1 de Oviedo para instar en concurso de acreedores necesario del Real Sporting de Gijón Línea Verde, SAD. Ese día se abrió la caja de Pandora y el Sporting se vio obligado a afrontar lo que todo el mundo sabía: su situación económica era crítica. Los acreedores se amontonaban, el club debía 50,7 millones de euros, la ausencia de liquidez complicaba el pago de las fichas a los futbolistas y un descenso administrativo prácticamente abocaba a la desaparición a un club centenario. Aquel día, sin embargo, comenzó a escribirse el futuro del Sporting.

Siete años más tarde, la deuda concursal del Sporting oscila entre los 17 y los 18 millones de euros, pendiente de cerrar el ejercicio fiscal el 30 de junio de este mes. En el pasivo del club aparecen también conceptos como la ficha de la plantilla, la recompra de las marcas y las obras de mejora que tuvo que asumir en Mareo y en El Molinón. Todo ello eleva la deuda global a unos 22 millones de euros, aunque parte (como las fichas de la plantilla) será liquidada durante el mes de julio. El Sporting es hoy uno de los clubes de España que más puntualmente pagan, está a punto de cerrar su quinto balance consecutivo con beneficios y hasta se ha dado el lujo de adelantar los pagos de 3,5 millones de la deuda ordinaria (que ha bajado de 7 a 4), de rebajar 4 millones la subordinada (de 11 a 7) y de ir cumpliendo el calendario de pagos de la privilegiada, que ya se ha reducido a 7 millones de euros desde los 12 iniciales.

Uno de los días más importantes en el proceloso devenir económico del Sporting en los últimos años fue el 16 de octubre de 2006, cuando el juez Javier Antón Guijarro aprobó el convenio de acreedores con un respaldo del 70,11%. Sin embargo, el convenio no fue firme de noviembre de 2007, cuando la Audiencia Provincial desestimó el recurso presentado por Coral Golf. Aquel día se abrió la puerta del futuro para el club. Gracias a la quita del 50% pactada con algunos de los acreedores, a la condonación de parte de la deuda y a la capitalización en acciones de otra parte, el Sporting redujo de una tacada su pasivo de 50,7 millones de euros a cerca de 32.

La deuda concursal se estructuraba en tres grandes partidas. La deuda ordinaria (7,5 millones) que el Sporting tiene que liquidar antes de diciembre de 2012. El club ha adelantado ya algunos pagos y la ha reducido a 4 millones. La deuda subordinada (11 millones) que el Sporting tendrá que pagar antes de diciembre de 2017 (el plazo es de cinco años una vez liquidada la ordinaria). El club también ha logrado reducirla a 7 millones. Y la deuda privilegiada (12 millones), la que se tiene con Hacienda, Seguridad Social y otros organismos. El club tiene diez años para liquidar esta deuda, la única en que se ha establecido un calendario de pagos que el Sporting está cumpliendo de forma escrupulosa. La deuda privilegiada, que no está sujeta a la quita establecida en el convenio de acreedores, se ha reducido ya de los 12 millones iniciales a 7.

La conclusión es clara. En los casi cuatro años que han transcurrido desde la ratificación del convenio de acreedores en noviembre de 2007, el Sporting ha reducido la deuda concursal de 32 a 18 millones de euros, es decir, un 43,75%.

Además de la deuda concursal, el Sporting ha tenido que asumir algunos pagos paralelos. Por ejemplo, el del crédito de 3,6 millones de euros que en su día le concedió la Caixa con el aval del Principado de Asturias y que permitió afrontar el pago de las fichas de la temporada 2005-06. Gracias a este préstamo, el club pudo afrontar uno de los momentos más delicados de todo el proceso. El préstamo se firmó el 18 de julio, apenas trece días antes de que expirase el plazo para hacer frente al pago de las fichas y evitar un descenso administrativo que hubiera supuesto la disolución de la entidad.